Aerolíneas Argentinas: ¿camino a la privatización?
Tras la intención del Gobierno nacional de privatizar Aerolíneas Argentinas analizamos cómo puede impactar está acción en el turismo y en el mercado.
Manuel Adorni anunció hace un mes que la empresa Aerolíneas Argentinas estaba sujeta a ser privatizada. Frente a los recientes conflictos gremiales, que lograron terminar en un acuerdo, esa posibilidad volvió a reflotar. Hace unos días, Javier Milei, encendió nuevamente la polémica afirmando que si la aerolínea de bandera no pasaba a manos privadas, se cerraría. Cerrarla o privatizarla ¿serviría?
Lo cierto es que la empresa argentina fue creada en 1950 por Juan Domingo Perón, en la década del 90 fue privatizada y en 2008 volvió a estatizarse en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner. Si bien los resultados hoy representan un déficit para el Estado argentino, hay otras cuestiones que no se deben dejar de tener en cuenta sobre la importancia de su funcionamiento.
AEROLÍNEAS ARGENTINAS, UNA EMPRESA QUE UNE TERRITORIOS
Argentina cuenta con una superficie de 3.761.274 Km², está dividido en 24 jurisdicciones: 23 provincias y un distrito federal. Frente a esta magnitud territorial, Aerolíneas Argentinas tiene una participación en el mercado de cabotaje del 64% y vuela a 39 destinos nacionales, la mayoría de ellos con dos frecuencias diarias, y es la única empresa que opera en la mitad de ellos, detalló la Fundación Fundar.
Actualmente, la empresa posee una planta de 11.920 trabajadores en relación de dependencia, en su mayoría altamente calificados, y tiene una flota de 81 aviones y una importante infraestructura de mantenimiento y capacitación. Deshacerse de estos activos tendría altos costos para el Estado, tanto por las obligaciones ya contraídas como por las inversiones realizadas.
Además de unir rutas, la aerolínea de bandera cobró un gran protagonismo durante la pandemia. Según los informes y declaraciones oficiales de la empresa, Aerolíneas transportó aproximadamente 120 millones de dosis de vacunas, desde distintos puntos del mundo hacia Argentina, además de encargarse de la distribución interna dentro del país. La mayoría de los vuelos internacionales trajeron vacunas desde China (Sinopharm), Rusia (Sputnik V), Estados Unidos (Pfizer, Moderna) y Europa (AstraZeneca).
La empresa aeronáutica realizó más de 50 vuelos especiales al extranjero para transportar las dosis, principalmente en sus aeronaves Airbus A330-200 adaptadas para este propósito. Dentro del territorio argentino, la empresa colaboró con las autoridades para distribuir las vacunas a diferentes provincias.
¿CÓMO FUE LA PRIVATIZACIÓN EN 1990?
La idea del presidente Javier Milei de privatizar Aerolíneas Argentinas no es una solución novedosa. Esto ya pasó en los 90. Veamos cuáles fueron los resultados de esa medida.
El 21 de noviembre de 1990, Carlos Menem anunció la privatización de la aerolínea de bandera, luego de 11 años como sociedad del Estado. El traspaso se realizó a la empresa estatal española Iberia, con un proceso que desde el inicio estuvo cargado de irregularidades y corrupción, y tuvo como resultado un vaciamiento abismal.
El primer hecho de desmantelamiento fue que el propio Estado argentino absorbió la deuda de U$S 1.000 millones antes de transferir la compañía. Es decir, Argentina se hizo cargo de la deuda e Iberia desembolsó sólo 260 millones de dólares en efectivo. El resto, unos 1.610 millones, los pagó en títulos públicos que por ese entonces, valían poco y nada. En esa negociación, la empresa concesionaria fue incumpliendo el contrato año a año en cuanto al plan de pago y de inversiones.
De esta forma, la venta se realizó por un valor tres veces menor al real. Se entregó sin deuda, con 30 aviones propios y 10 mil trabajadores capacitados. Para hacerse del dinero para la compra, los españoles contrajeron deuda: el pasivo se lo pasaron a la empresa que acababan de comprar.
Antes de pasar a manos privadas, Aerolíneas Argentinas contaba con 30 aviones propios, oficinas y vuelos en las principales capitales del mundo y un reconocimiento mundial. Diez años más tarde, poseía tan sólo un avión y 43 alquilados. Hasta 1990 facturaba 1.600 millones de dólares anuales y contaba con ganancias de 90 millones, mientras que post proceso de privatización, los ingresos se redujeron en 600 mil millones y acumuló una deuda de 850 millones de dólares.
LA VUELTA A MANOS PÚBLICAS
En 2008, durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, Aerolíneas fue declarada "de utilidad pública y sujeto a expropiación" por la Ley Nº 26.466, por lo que finalmente fue estatizada junto a Austral Líneas Aéreas.
Desde esa fecha los resultados financieros de Aerolíneas Argentinas fueron negativos y la empresa requirió de fondos del Tesoro Nacional para poder financiar esos pasivos.
De acuerdo con los datos oficiales disponibles (a partir de 2012), los resultados operativos de la compañía aérea (es decir, el resultante de las operaciones de ventas de pasajes y otros servicios y los gastos, excluyendo las operaciones financieras) mostraron pérdidas.
En términos reales, el año con mayores pérdidas fue 2019 (en la gestión de Cambiemos), cuando el rojo operativo de Aerolíneas equivalió a $ 474.766 millones a valores de 2023 (es decir, considerando el efecto de la inflación).
Desde entonces, el déficit de la compañía fue reduciéndose. En el primer semestre de 2023 (último dato disponible), el resultado negativo fue de $12.265.
Si bien la gestión anterior de la compañía (a cargo de Pablo Ceriani) aseguró que 2023 terminaría con superávit por primera vez desde la estatización, al momento de publicación de esta nota aún no se había dado a conocer el balance oficial, mientras que la Oficina Nacional del Presupuesto informó que la empresa tuvo un déficit operativo de $ 231.268 millones.
En cuanto a los aportes del Estado, desde la estatización de la compañía y hasta 2023 el Tesoro Nacional destinó US $7.500 millones (dato que surge de calcular los fondos al tipo de cambio oficial al momento de la erogación). A precios de 2023, la transferencia de fondos en pesos equivale a $2,7 billones.
¿PRIVATIZARLA, CERRARLA O QUE SIGA IGUAL?
En el corto plazo, el anuncio de privatizarla agrava la problemática ya que impacta en las ventas de pasajes al aumentar la incertidumbre sobre la continuidad de la empresa. Esto empeora el resultado operativo y el valor de la compañía. Más allá de esta "no solución" del Gobierno, aparecen otras dos opciones sobre el futuro de la empresa en el debate público: 1) Continuar como hasta ahora; 2) Decretar la quiebra de la empresa para reordenar el mercado nacional de aeronavegación a partir de los jugadores privados.
• Continuar como hasta ahora: la principal crítica a la continuidad de Aerolíneas son los resultados operativos negativos y la necesidad de aportes de capital del Estado nacional para el sostenimiento de la empresa. ¿Aerolíneas Argentinas pierde plata porque desarrolla actividades a pérdida para el logro de objetivos no comerciales? Es decir, ¿realiza vuelos a destinos no rentables, pero con externalidades positivas para el desarrollo regional y la conectividad del país?
A partir de la información pública de la empresa no hay ningún elemento que permita una respuesta afirmativa a estas preguntas. El factor de ocupación tanto de los vuelos de cabotaje como internacionales muestra un valor superior al 70%, valor señalado por especialistas del sector como el punto de equilibrio en la industria de un vuelo (ver Tabla 21). Incluso en aquellos destinos de cabotaje donde la empresa es la única que opera (veinte destinos de cabotaje), el factor de ocupación en estas rutas se ubicó en un valor superior al 75% en el 2023. La otra explicación posible de los resultados operativos negativos de la empresa se basa en la existencia de improductividades.
•Decretar la quiebra: la decisión de mandar a la empresa a la quiebra no es inmediata, tiene costos y no otorga garantías de que en el corto plazo los operadores privados puedan reemplazar la actividad que desarrolla Aerolíneas en la actualidad. Tampoco de que en el mediano plazo se recupere la conectividad actual.
EL DESAFÍO DE TRANSFORMARLA EN UN MODELO DE EFICIENCIA
Han pasado más de 15 años desde la estatización de Aerolíneas Argentinas, y su futuro sigue siendo un tema de debate nacional. Con una historia de hitos aeronáuticos y momentos de crisis, la aerolínea de bandera enfrenta una necesidad urgente de reformas estructurales para garantizar su sostenibilidad y relevancia en el sector.
Aunque en los últimos años se implementaron mejoras como la apertura de convenios colectivos y la optimización de ciertos procesos, Aerolíneas Argentinas continúa operando con un déficit que depende de subsidios estatales. Estos recursos, que podrían destinarse a otros sectores estratégicos, subrayan la urgencia de redefinir las prioridades y objetivos de la compañía.
El primer paso es diferenciar claramente sus metas comerciales de las no comerciales y establecer indicadores transparentes y medibles. Así, la ciudadanía podría monitorear si la empresa está cumpliendo con los objetivos planteados.
Una de las claves para un futuro sostenible es terminar con los aportes estatales para cubrir déficits operativos y explorar nuevas formas de financiamiento. Esto incluye la posibilidad de abrir capital accionario a inversores privados, siempre que Aerolíneas alcance primero un equilibrio operativo.
Experiencias como la de YPF han demostrado que la participación privada puede incentivar la rentabilidad, aumentar la transparencia y fomentar la eficiencia operativa. En la industria aeronáutica, alianzas estratégicas con socios regionales también podrían ampliar la conectividad del país y optimizar los servicios para los pasajeros.
Es fundamental dejar de lado los enfoques ideológicos para abordar el futuro de Aerolíneas con pragmatismo. El rediseño de su esquema de gobernanza, incluyendo una mayor profesionalización del directorio, es esencial para fortalecer su gestión.
Con una administración eficiente y metas claras, Aerolíneas Argentinas tiene el potencial de recuperar su lugar como símbolo de orgullo nacional, operando con la misma excelencia que en sus mejores épocas. Una aerolínea sostenible, sin pérdidas operativas, no solo sería un logro para sus trabajadores y la sociedad, sino también una herramienta estratégica para el desarrollo de la conectividad en Argentina.
El futuro de Aerolíneas Argentinas pasa por decisiones difíciles pero necesarias. La clave está en combinar eficiencia, transparencia y alianzas estratégicas para consolidarla como una empresa moderna y competitiva, capaz de sostener su legado sin depender de subsidios. ¿Es posible? La historia nos dice que sí.