El 10 de diciembre de 2024 marca el primer aniversario del Gobierno de Javier Milei, cuyo primer año estuvo marcado por un fuerte contraste entre la reducción de la inflación y la estabilidad cambiaria, por un lado, y una caída significativa en el consumo y en el poder adquisitivo de los salarios, por otro. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) analiza los principales indicadores económicos de estos 12 meses de gobierno, destacando tanto los logros como los sacrificios que ha implicado la gestión económica del mandatario de La Libertad Avanza.

Inflación y tipo de cambio: de la devaluación a la estabilidad

Uno de los principales desafíos del primer año de Milei fue la alta inflación que heredó al asumir el cargo. Durante los primeros meses de 2024, la inflación se disparó por encima del 25%, debido principalmente a la devaluación del peso y la desregulación de precios en productos clave como combustibles, medicamentos y alimentos. Sin embargo, tras este "fogonazo inflacionario", el gobierno logró estabilizar los precios, con la inflación mensual descendiendo a un 4% entre mayo y agosto, y luego cediendo a niveles más bajos: 3,5% en septiembre y 2,7% en octubre.

Este control de la inflación se logró principalmente gracias a la fuerte intervención en el tipo de cambio. El gobierno implementó un régimen de "crawling peg", con un ajuste mensual de 2% en el tipo de cambio, lo que permitió contener la especulación cambiaria y generar una apreciación controlada del peso frente al dólar. Según el CEPA, esta política también generó una apreciación del tipo de cambio real multilateral, alcanzando niveles previos al salto cambiario del 118% que se produjo en diciembre de 2023. Sin embargo, la estrategia de mantener el tipo de cambio "atrasado" implicó un costo, ya que el gobierno tuvo que recurrir a mecanismos como la resignación de reservas y el blanqueo de capitales, mientras que el superávit energético ayudó a sostener la estabilidad cambiaria.

Ajuste fiscal: superávit a costa de recortes drásticos

Uno de los grandes objetivos de la administración de Milei fue reducir el déficit fiscal. A lo largo de 2024, el Gobierno logró alcanzar un superávit fiscal, aunque este fue posible gracias a un fuerte recorte en el gasto público. Entre enero y octubre de 2024, los ingresos del Sector Público Nacional cayeron un 6,8% en términos reales, mientras que el gasto público se redujo en un 29,1%. Este ajuste fiscal fue especialmente severo en áreas clave como las jubilaciones y pensiones, que absorbieron el 24,2% del recorte. También se redujo el presupuesto destinado a la obra pública (23,6%), prestaciones sociales (12,8%), subsidios (12,7%) y salarios del sector público (12,6%).

El ajuste fiscal se hizo evidente especialmente en los sectores más vulnerables de la sociedad. Aunque el gobierno logró controlar el gasto y reducir el déficit, el recorte en las jubilaciones y pensiones, así como en los subsidios, generó una mayor presión sobre los sectores con menos recursos. Además, las transferencias a provincias y el gasto en universidades también fueron reducidos, lo que generó un clima de descontento en diversos sectores de la sociedad.

Salarios y bono social: una pérdida de poder adquisitivo preocupante

El gobierno de Milei también implementó un bono social para paliar la pérdida de poder adquisitivo de los sectores más vulnerables, pero la medida fue vista como insuficiente. El bono fue congelado en $70.000 desde marzo de 2024, y su valor se licuó mes a mes debido a la inflación, perdiendo efectividad como herramienta de contención social. Mientras los salarios promedio crecieron un 93,1% entre marzo y diciembre, la jubilación mínima, que incluye el bono, solo aumentó un 61,2%. De acuerdo con el CEPA, la jubilación mínima debería haber alcanzado los $135.140 en diciembre, es decir, $65.140 más de lo que realmente se percibe actualmente, para compensar el aumento del costo de vida.

En el marco de este deterioro del poder adquisitivo, el consumo también sufrió un golpe significativo. A lo largo de 2024, el consumo cayó drásticamente, especialmente en los sectores de ingresos bajos y medios. Este descenso en el consumo se reflejó en una caída generalizada de la actividad económica, con una fuerte contracción en sectores clave como la industria, el comercio y la construcción. El CEPA advirtió que, si bien los trabajadores registrados del sector privado lograron recuperar parte de lo perdido en términos salariales, los empleados públicos y los trabajadores no registrados vieron un deterioro aún mayor de su poder adquisitivo, con pérdidas de hasta 20,1% en comparación con el inicio de la gestión de Milei.