El sacerdote Atilio Luis Bruno, de 59 años, fue detenido el 11 de abril en la localidad jujeña de Lozano tras ser imputado por cinco delitos sexuales cometidos presuntamente contra una mujer chilena en situación de vulnerabilidad. Según la acusación, el religioso habría aprovechado su investidura y su rol en la Iglesia Nuestra Señora, en Ciudad de Nieva (San Salvador de Jujuy), para ofrecer contención y luego atacarla entre octubre y noviembre de 2023.

La imputación incluye un hecho de abuso sexual simple agravado y cuatro de abuso con acceso carnal agravado. La víctima recibió asistencia y ya se realizaron pericias psicológicas, análisis de pruebas y se secuestró material informático durante un allanamiento.

El sacerdote fue trasladado a una dependencia policial, donde cumplirá 40 días de prisión preventiva. Se abstuvo de declarar y es defendido por el abogado Víctor Colina, el mismo que representó al primer cura condenado por abuso en Jujuy.

Reacciones del Obispado y de la comunidad

El caso generó conmoción en Jujuy y encendió el debate sobre el manejo de traslados dentro de la Iglesia. El Obispado local emitió un comunicado donde expresó su "rotundo rechazo" a toda forma de violencia sexual y reafirmó su compromiso con las víctimas.

Vecinos del barrio Ciudad de Nieva recordaron que el 9 de abril, apenas dos días antes de la detención, Bruno fue despedido de la comunidad sin que se conocieran los motivos del traslado. Algunos afirmaron desconocer las denuncias previas, aunque desde la diócesis reconocieron que "había una situación" que aún no había llegado a la justicia.

El padre Germán Maccagno, rector del Santuario de la Virgen de Río Blanco y miembro del Obispado, pidió "comprensión ante las debilidades" de los sacerdotes, aunque aclaró que será la justicia quien determine responsabilidades. Bruno llevaba 11 años en Jujuy y había pasado por otras parroquias como San Bartolomé y Perpetuo Socorro.