Durante diez días Tucumán fue la capital de la cultura cinematográfica latinoamericana

Adriana Chaya, licenciada en comunicación audiovisual, directora de Medios Audiovisuales del Ente Cultural y productora del evento, detalla de qué se trata el festival.

Es uno de los eventos cinematográficos más importantes del interior del país. Este año alcanzó su edición número 18 ininterrumpida, esto denota el compromiso de establecer políticas públicas y entender que son necesarias para toda sociedad. Comenzó en el año 2000, siendo solo una semana de Cine. De a poco, junto a la validación del público, se fue consolidando: pasó de ser rgentino a ser, en 2016, de carácter latinoamericano. Posteriormente, se sumaron las competencias entre diferentes producciones cinematográficas.

La licenciada remarca el perfil fresco que tiene Tucumán Cine, donde uno de los objetivos es brindar un mapeo del cine latinoamericano contemporáneo: "Es una ventana para realizadoras y realizadores emergentes".

En relación al desarrollo del festival, la productora indica que se realizan cuatro competencias: latinoamericana; argentina; de cortos y videoclips tucumanos.

Este año se animaron a salir un poco de las salas de cine y apostaron a crear eventos para ampliar la recepción de los audiovisuales: "Buscamos no solo llegar a los cinéfilos que esperan con ansias este evento anual sino también sumar a todas y todos los tucumanos".

Con una línea transversal a partir del contenido audiovisual que se exhibe, planearon eventos con bandas de música, ferias agroecológicas y talleres, entre otras actividades.

EL VIDEOCLIP SE ABRE PASO EN ESTE GRAN FESTIVAL CINEMATOGRÁFICO

Es un género que, si bien tuvo su auge en los 90, había decaído un poco y, por los efectos de la pandemia, resurgió. Lo que tuvo como efecto el surgimiento de la categoría, explica Adriana. Se trata de una producción más accesible en términos de tiempo y costos, sumado a que con la tecnología de hoy es más fácil acceder. "Vimos mucho material que nos pareció importante ponerlo en valor, en los videoclips también existe la necesidad de contar historias. Nos resulta interesante esa fusión que significa visibilidad para realizadores cinematográficos y bandas musicales".

Por otro lado, Pablo Schembri, director, productor y escritor tucumano; ganador en una de las ediciones del festival y jurado en la presente edición, analiza la relevancia de este tipo de eventos: "Los festivales de cine avientan a la industria que siga creciendo, lo que es un hecho destacable teniendo en cuenta la situación económica actual. Es decir, mantener un festival de estas características no es fácil". Como productor audiovisual reconoce estar al tanto de los costos que conlleva este tipo de eventos, desde traer personalidades destacadas hasta organizar un cronograma. Pablo plantea que más que un festival de cine es un festival audiovisual, y destaca el crecimiento de la producción cinematográfica tucumana.

"No se trata de cuál película es mejor"

Acerca de su papel de jurado, el director notó, con cierta gracia, que las historias desarrolladas el año pasado en su gran mayoría estaban atravesadas por el mundo del fútbol y, ¿cómo no? Si fue cuando volvimos a levantar la copa del mundo.

Como realizador, Pablo conoce las dificultades que se presentan a la hora de crear una producción audiovisual independiente, entonces desde ese lugar se le hace difícil emitir un juicio. Revela cómo resuelve esta problemática a la hora de elegir su ganadora: "Uno pone todo en la balanza y en función a ello toma una decisión. No se trata de decir cuál es mejor sino de elegir la película que mejor conjuga todos sus elementos: su historia, su fotografía, cuestiones técnicas y situación actoral, entre otras". Aquella producción que más se asemeja a un equilibrio entre todos los aspectos es la distinta a las demás.

REALIZADORES QUE LE PONEN CORAZÓN A SUS PRODUCCIONES

Por último, el director de Zombies en el cañaveral desde su experiencia alienta a los jóvenes a concretar sus producciones. "La fortuna de vivir en una era digital refleja la posibilidad de acceder a tecnologías que permiten, con relativa facilidad, realizar una película. Quizá no sea la mejor del mundo, ni sea del tipo Avatar o Marvel, pero no importa porque posee un valor más importante. Existen películas donde uno nota que tienen una gran inversión pero no tienen alma. En cambio, cuando uno ve las proyecciones del festival nota que hay una gran significación de parte de personas que realmente tienen ganas de contar historias y no prima el deseo de algún reconocimiento material", reflexiona Pablo.

El festival es el evento para que toda producción local pueda ser exhibida, entiende Adriana. El audiovisual es la última etapa del proceso de producción: el material se encuentra con el público. "Esperamos el año que viene contar con el doble de producción local y así sumar edición tras edición un gran número", finaliza.