José Pepe Mujica, expresidente de Uruguay, dio a conocer que el cáncer de esófago que enfrenta se ha extendido a su hígado, complicando aún más su estado de salud. A sus 88 años, Mujica compartió que no se someterá a más tratamientos debido a las condiciones físicas que enfrenta, derivadas de su edad y enfermedades crónicas.

"El cáncer en el esófago me está colonizando el hígado. No lo paro con nada. No me cabe ni un tratamiento bioquímico ni la cirugía porque mi cuerpo no lo aguanta", afirmó el exmandatario durante su última entrevista concedida a la revista Búsqueda.

Mujica expresó su deseo de despedirse de los uruguayos con un mensaje que destaca los valores democráticos y el respeto hacia todas las posturas políticas. "Lo que quiero es despedirme de mis compatriotas. Es fácil tener respeto para los que piensan parecido a uno, pero el fundamento de la democracia es respetar a los que piensan distinto. Le doy un abrazo a todos", señaló.

En cuanto a su legado político, reconoció que ya no participa activamente en las decisiones de su partido, el Movimiento de Participación Popular (MPP). Sin embargo, destacó con orgullo la victoria de su espacio en las últimas elecciones, asegurando que esta le permite retirarse "tranquilo y agradecido".

El exmandatario confesó que desea dedicar el tiempo que le queda a trabajar en su chacra y evitar la exposición mediática. "Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada más. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a su descanso", reflexionó Mujica.

A pesar de su estado de salud, Mujica celebró haber tenido una vida plena. Con ironía y un toque de humor, agregó: "La vida me dio muchos premios. En cuatro meses cumplo 90 años. Mirá la vida que he tenido. Es un desastre".

Una despedida inolvidable

El legado de Pepe Mujica trasciende su rol como presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Su humildad, filosofía de vida y compromiso con la democracia dejan una huella imborrable. Su mensaje final resuena como un llamado al respeto y a la convivencia pacífica, valores que marcaron su vida pública y privada.