El médico personal del papa Francisco, Sergio Alfieri, relató con crudeza los últimos instantes de vida del pontífice, fallecido el lunes por la madrugada en su residencia de Casa Santa Marta, en el Vaticano. Según el testimonio del especialista del hospital Gemelli, Jorge Bergoglio "ya estaba en coma" cuando llegó a verlo. "Tenía los ojos abiertos, pero no respondía. No había nada que hacer, le di una caricia", expresó.

La decisión de no trasladarlo al hospital fue respetada, ya que el Papa había pedido morir en su casa. "Siempre lo decía. Durante su última hospitalización pidió expresamente que no se procediera a la intubación. Morir en el Gemelli era lo último que deseaba", explicó Alfieri. Fue el propio asistente sanitario del pontífice, Massimiliano Strappetti, quien lo llamó a las 5:30 de la mañana para informarle sobre el crítico estado del Santo Padre.

El deseo de morir en casa

Alfieri destacó que, al evaluar la situación en Santa Marta, entendió que un traslado sería riesgoso e inútil: "Corríamos el riesgo de que muriera en el camino. Le expliqué que la hospitalización no cambiaría el desenlace".

Strappetti, a quien el papa consideraba "como un hijo", también estaba al tanto de las directrices médicas previamente establecidas: nada de ensañamiento terapéutico, ningún recurso extremo. Fue un adiós sereno, en el lugar donde Bergoglio vivió desde que fue elegido como sucesor de Benedicto XVI.

La causa de muerte y una despedida entre la gente

El parte médico oficial, firmado por el director de Sanidad del Vaticano, Andrea Arcangeli, indicó que Francisco murió por un ictus que derivó en un coma y una posterior parada cardiocirculatoria. La hora oficial del deceso fue las 7:35 locales del 21 de abril.

Sobre sus últimas apariciones públicas, Alfieri reveló un gesto cargado de simbolismo. "Durante el Domingo de Resurrección, aceptó salir a la plaza. Era como si, acercándose al final, hubiera decidido hacer lo que tuviera que hacer. Quiso despedirse de la gente, con esa cercanía tan suya".