Beatriz Sarlo, reconocida ensayista y referente en la crítica literaria y cultural argentina, falleció esta madrugada a los 82 años.

Su prolífica trayectoria la posicionó como una de las intelectuales más destacadas de las últimas décadas, emblema de la independencia de pensamiento en tiempos desafiantes para el país.

Una voz independiente y crítica

Sarlo marcó un antes y un después en el ámbito cultural argentino con su mirada aguda y su compromiso con el debate intelectual. Con una vasta producción de ensayos, estudios literarios y periodismo cultural, fue una figura central en la revista Punto de Vista, que editó hasta sus últimos años.

Su capacidad para el análisis y la crítica la convirtió en una rival temida en discusiones políticas e intelectuales, como aquellas que protagonizó con su amigo, el escritor Juan José Saer.

Un final marcado por la soledad y la lucha contra la enfermedad

En los últimos años, Sarlo vivió en su departamento en Caballito. Sin familiares cercanos ni hijos, encontró apoyo en amigos entrañables como el crítico Adrián Gorelik, la crítica Sylvia Saitta y la editora Ada Solari. Sin embargo, la muerte de su compañero, el cineasta Rafael Filipelli, en 2023, y la reciente partida de su amigo Juan José Sebreli profundizaron su desánimo.

Hace diez días, un ACV masivo llevó a su internación en el sanatorio Otamendi. Aunque logró salir de terapia intensiva, esta madrugada sufrió una descompensación.

Un legado que trasciende generaciones

Beatriz Sarlo deja tras de sí una obra monumental que incluye decenas de libros, memorias y artículos que influyeron en el campo intelectual argentino. Su libro de memorias, que estaba previsto para marzo, será probablemente una última pieza clave en su legado.

La cultura argentina despide a una de sus figuras más influyentes, cuyo pensamiento crítico seguirá resonando en las generaciones futuras.