Enzo Núñez era un trabajador del barrio San Fernando. El  joven se dedicaba a la jardinería por las mañanas y por las tardes trabajaba como cadete en una empresa de mensajería. Los fines de semana atendía un lavadero que había montado en su casa. El joven falleció tres días después de haber sido baleado en el sur de la Capital. Todo se habría originado por una deuda de un lavado de una motocicleta.

Tras el crimen y la falta de respuestas, la madre de Núñez, acompañada por trabajadores de Pedidos Ya, se manifestaron en la Plaza Independencia, para pedir justicia por la muerte de su hijo.

LA RAZÓN DEL CRIMEN

Según las primeras averiguaciones, hace unas semanas atrás, en el lavadero de la víctima se presentó un joven llamado Kevin, para que le hiciera un trabajo especial en su motocicleta. Núñez realizó la tarea y, al ser vecinos de toda la vida, aceptó que le quedara debiendo $5.000. Pasaron los días y el joven no cancelaba la deuda.

El domingo, la víctima se cruzó con el dueño del rodado y le pidió que le pagara el dinero que le debía. Hubo una fuerte discusión que no pasó a mayores, pero sí se escucharon amenazas de que esa pelea no finalizaría ahí. "Nunca nos imaginamos que terminaría así. Enzo no era un chico peleador, al contrario", destacó su madre.

Por la tarde, Núñez salió de su casa. En la esquina de Juan Padrós y Amador Lucero, fue alcanzado por "Kevin" que circulaba en una moto que era conducida por su padre, que fue identificado como un tal "Pelusa". Los dos más jóvenes se trenzaron a golpe de puños, mientras que el mayor observaba todo lo que ocurría desde el rodado.

EL ESTADO DE LA CAUSA

El fiscal Carlos Sale, a cargo de la causa, afirmó que cuenta con los testimonios necesarios para imputar a Kevin y Pelusa por el homicidio de Núñez. Sin embargo, ambos siguen prófugos. "Pareciera que nadie los busca", denunció Juárez, quien también criticó que la familia de los acusados tenga custodia policial mientras ellos enfrentan trabas para despedir a su ser querido.

No se descarta que los acusados se entreguen en las próximas horas, aunque la demora en su detención aumenta la tensión en el barrio y la indignación de la familia de la víctima. El caso plantea interrogantes sobre la respuesta de las autoridades ante la creciente violencia vecinal y la capacidad del sistema judicial para brindar justicia en un contexto de inseguridad creciente.