Habló la nena gaseada por la policía: "Me ardía toda la cara"
Fabricia, la niña afectada por el gas pimienta durante la represión en el Congreso, explicó lo sucedido durante la marcha de los jubilados.
Fabricia, la niña de 10 años que fue rociada con gas pimienta por la Policía durante una manifestación en las afueras del Congreso, reveló su angustiante experiencia. En declaraciones a C5N, Fabricia describió el momento como "algo que nunca había pasado" y expresó su decepción con las fuerzas de seguridad: "Me asusté, empecé a gritar porque no podía ver ni respirar de los nervios".
La niña relató que, a pesar de estar sentada en el piso durante la protesta, tanto ella como su madre fueron atacadas sin provocación. "No estábamos haciendo nada. Era una manifestación política. Nos tiraron gas a mamá y a mí, y no entendíamos por qué", explicó. Además, Fabricia mencionó que todavía sufre ardor en los ojos y no puede creer que la policía, a la cual considera para proteger a los ciudadanos, haya sido responsable de su sufrimiento.
"Escuché a mi mamá gritar ¡cerrá los ojos! pero cerré los ojos muy tarde, no sabía que iba a afectar así", contó la nena en el móvil.
La controversia se intensificó cuando se descubrió que el jefe de la Policía Federal, Luis Alejandro Rolle, había compartido un video falso para desmentir el ataque con gas pimienta. El video, que intentó exculpar a las fuerzas de seguridad y señalar a "grupos de izquierda", fue enviado por Rolle a medios de comunicación, generando gran indignación.
En respuesta a la denuncia del periodista Eduardo Feinmann, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich defendió a la policía, alegando que las imágenes no reflejan una acción dirigida específicamente a la niña: "Eso no es gasear a una nena", argumentó Bullrich. Sin embargo, el periodista insistió en que las pruebas muestran claramente a un oficial apuntando directamente hacia la niña y su madre.
Luis Alejandro Rolle, jefe de la Policía Federal, tiene un historial en la fuerza que incluye roles en divisiones contra el crimen y una colaboración con agencias internacionales como el FBI e Interpol. Su participación en la polémica llevó a que la ministra de Seguridad considere su renuncia, con la posibilidad de reemplazarlo por Alejandro Ñamandú, quien anteriormente era superintendente de Investigaciones en la fuerza.