La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando diversos aspectos de nuestra sociedad, y el ámbito de la justicia no es una excepción. Desde la automatización de procesos hasta la toma de decisiones basada en algoritmos. En esta nota, explicaremos cómo está siendo implementada en el sistema judicial, sus beneficios y desafíos, así como las cuestiones éticas y legales que plantea su uso en este contexto.

El Gobierno impulsó un programa para implementar Inteligencia Artificial en la Justicia, para mejorar los procesos administrativos. Eso hizo que este análisis sea aún más necesario.

En primer lugar tenemos que hablar de derecho digital. Para eso, dialogaremos con  María José Messina, abogada certificada en derecho informático."Se define como una rama transversal del derecho que atraviesa diversas áreas legales, como penal, civil, comercial y laboral. Yo siempre trato de darle una perspectiva de ética y derechos humanos porque a veces nos olvidamos que la modernización implica datos de personas reales", explica.

La IA es una de sus pasiones, y le consultamos como ve la relación entre esta y la Justicia. Nos contó cuáles le parecía que son los pros y los contras:

Los pros

- La IA implica una aceleración en cuestiones como automatizar datos: "Por ejemplo si toca un caso que tenga que ver con algún contrato que es nuevo, que no tenga un modelo previo. La inteligencia artificial lo puede crear", indicó María José.

- Puede agilizar procesos legales: "Para la redacción de demandas, la parte administrativa y el Tribunal de Faltas. A los abogados nos sirve mucho pero tenemos que saber que tener el ojo de que todo lo que no de la inteligencia artificial hay que revisarlo previamente".

- Es una muy buena herramienta pero no un reemplazo: "No vamos a llegar al nivel de Terminator, no seremos reemplazados por bots. El ojo humano tiene que estar por sobre el ojo de la inteligencia artificial". Aunque "puede pasar si las personas no se capacitan ni se amigan con la tecnología", sumó.

Los contras

Sin embargo, este enfoque tecnológico plantea preguntas fundamentales sobre la ética y la justicia: ¿Puede una máquina, sin importar cuán avanzada sea, entender verdaderamente las sutilezas y complejidades del derecho? ¿Podemos confiar en algoritmos para tomar decisiones que afectan profundamente la vida de las personas?

- Cuestionar y humanizar: "El tema está en que el abogado sepa que no hay un 100% de fiabilidad en lo que nos dicta la inteligencia artificial sino que hay que siempre cuestionarlo y humanizar", dijo sobre lo negativo.

- Manipulación de datos: "La inteligencia artificial va a manipular datos que pueden llegar a ser sensibles en caso de ser filtrados. Ahí estamos entrando en un campo de invasión de la identidad y de la propiedad privada de cada ser humano y de cada ciudadano", agregó.

- Alucinaciones: "Otro problema son las alucinaciones, que son estas formulaciones de respuestas que no tienen ninguna fuente ni ningún fundamento por detrás", sumó.

- Sesgos: La abogada planteó el ejemplo de los casos judiciales en los que se utilizó IA. Como en Estados Unidos, que un caso, la inteligencia artificial mostró sesgos al favorecer a personas blancas con historiales impecables sobre personas afrodescendientes o con antecedentes familiares delictivos. Esto revela sesgos arraigados en la percepción de culpabilidad basados en la retroalimentación de la IA.

La regulación

En Argentina porque este es un tema bastante nuevo, por este motivo le consultamos lo que ella opina al respecto. "Lo que sí está regulado es el tema de los datos personales y la protección ante la manipulación de datos. Pero ya tiene 15 años esa legislación", explicó.

Los límites

Con el uso de la IA se pueden filtrar ciertos datos sensibles y arruinar vidas. Además puede cometer decisiones que sean discriminatorias a ciertos grupos de personas, todavía no es imparcial y no puede garantizar una toma de decisión adecuada a la hora de tomar decisiones.

En resumen, aunque la inteligencia artificial es una herramienta útil, es esencial mantener una actitud crítica y seguir cuestionando su aplicación para promover leyes y regulaciones adecuadas, especialmente en Latinoamérica, donde la legislación en este campo aún está en desarrollo.

 "El humano que no se capacita no es que va a ser reemplazado, pero no va a tener esta capacidad crítica de poder delimitar ciertas cosas que pueden llegar a modificar la vida de una persona de buena y de mala manera", cerró la abogada.