La caída del precio de la soja desacelera el ingreso de dólares, pero el Gobierno se resiste a bajar retenciones

El desplome del precio de la soja, principal producto de exportación de Argentina, ha generado preocupación en el mercado cambiario, aunque la respuesta de los exportadores aún es incierta. Ayer, el precio de la soja cayó a USD 360,5 por tonelada, su nivel más bajo desde 2006. Si esta tendencia continúa, podría afectar tanto el flujo de divisas como la recaudación fiscal. Sin embargo, no está claro si la baja de precios impulsará a los productores y exportadores a vender más rápidamente o si, por el contrario, los llevará a retener sus productos.

Las cifras del sector indican que las liquidaciones se han ralentizado, y aún queda pendiente la entrada de unos USD 10.000 millones, ya que se estima que dos tercios de la cosecha todavía no se han vendido.

A pesar del reciente desplome del precio internacional de la soja y el maíz, que podría haber impulsado mayores ventas, los productores no parecen estar motivados a liquidar sus productos. Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara Aceitera (CIARA-CEC), sugirió al Gobierno una reducción de 8 puntos en las retenciones para asegurar la entrada de al menos USD 5.000 millones en los próximos meses, pero la propuesta no ha sido bien recibida por el equipo económico.

Desde la industria cerealera explican que, aunque no vender los granos podría no ser la decisión financiera óptima, es la estrategia que los productores prefieren. Solo un cambio en las condiciones de liquidación, como una modificación de las retenciones o un esquema similar al "dólar soja", podría incentivar las ventas, pero estas medidas no están en consideración por el momento.

El equipo económico del Gobierno ha confirmado que no está en discusión una reducción de las retenciones ni ninguna medida similar. Un alto funcionario señaló que, aunque el precio de la soja sigue cayendo, la recuperación del real brasileño ofrece un respiro en el complicado panorama cambiario y económico.

Juan Pablo Ronderos, socio de la consultora MAP, opina que, aunque el Gobierno ha comunicado bien al mercado que no habrá una emisión excesiva de pesos, aún no ha aclarado cómo generará los dólares necesarios. Según un informe reciente, aunque el volumen de generación de divisas es alto, el balance cambiario cerrará el año con un déficit de al menos USD 1.200 millones. Ronderos advierte que, aunque el tiempo apremia, el Gobierno aún tiene margen para resolver la situación, pero hacerlo no será fácil.