El médico Sergio Alfieri, responsable del tratamiento del papa Francisco en el hospital Gemelli, reveló en una entrevista al diario Corriere della Sera un episodio desconocido de su última hospitalización. Según el especialista, hubo un punto crítico en el que se tuvo que tomar una decisión extrema: "O lo dejábamos ir o intentábamos todo, corriendo un riesgo muy alto".

Francisco fue consciente del riesgo

El pontífice, de 88 años, ya había sido operado en varias ocasiones, pero esta vez la situación fue más grave. "Francisco sabía que podía morir", relató Alfieri, destacando la tensión que se vivió en esos momentos.

Según el médico, "los que estaban a su alrededor tenían lágrimas en los ojos", mientras el propio papa reconocía la gravedad del cuadro al decir: "Esto es malo".

Las palabras de Alfieri reflejan la fragilidad del estado de salud del papa Francisco y el esfuerzo del equipo médico para salvarlo. Aunque el pontífice logró superar la crisis, su salud sigue siendo una preocupación en el Vaticano y para millones de fieles en todo el mundo.

"Aquella noche fue terrible, él sabía, como nosotros, que quizá no sobreviviera a aquella noche. Vimos al hombre que estaba sufriendo. Pero desde el primer día nos pidió que le dijéramos la verdad sobre su condición", añadió.

Luego ocurrió el segundo episodio en el que la vida del papa estuvo en serio peligro. "Estábamos superando la fase más crítica cuando, mientras comía, vomitó y aspiró. Fue un momento verdaderamente delicado, porque en estos casos, si no se actúa de inmediato, existe un alto riesgo de muerte súbita, además de complicaciones pulmonares, que ya eran su mayor problema. Fue terrible, realmente pensamos que no lo lograría", relató el Dr. Alfieri.

El médico también recordó un instante que lo conmovió profundamente. "En el momento más difícil, el papa me tomó la mano durante unos minutos, como buscando consuelo", confesó.

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