La industria argentina bajo presión: 8 meses de caída productiva y políticas desafiantes

Desde que asumió el presidente Javier Milei, la industria manufacturera del país atraviesa un periodo crítico, marcado por una notable contracción en su desempeño.

Durante los primeros ocho meses de dicha gestión, los indicadores clave revelaron un panorama sombrío: la producción industrial experimentó una caída del 20,4% en junio de 2024, registrando uno de los peores retrocesos en la historia reciente del país.

Este declive se refleja también en la baja utilización de la capacidad instalada, que alcanzó un preocupante 54,5%, cifras comparables solo con los peores momentos de la pandemia de 2020.

El impacto de esta situación no se limita solo a las cifras de producción, sino que se extiende al ámbito laboral. En este período, se perdieron casi 34.000 puestos de trabajo, un golpe significativo para un sector que representa una quinta parte del empleo registrado en el país.

Estas pérdidas, sumadas a la continua caída en la producción, ponen en evidencia una tendencia alarmante de desindustrialización que amenaza con desmantelar la base productiva argentina. 

Casos Testigo: cierres y suspensiones que ilustran la crisis

El deterioro de la industria no se manifiesta solo en cifras intangibles, sino que se hace evidente en las historias de empresas que se vieron forzadas a cerrar o suspender operaciones.

Talleres Belgrano, una emblemática fábrica metalúrgica de Chivilcoy, cerró sus puertas dejando a 20 familias sin sustento. En el sector textil, la situación es igualmente desalentadora: Textilcom, una fábrica que producía para grandes marcas nacionales, cerró sus plantas en La Rioja y Catamarca, despidiendo a 267 trabajadores.

El sector automotriz, históricamente uno de los motores de la economía argentina, también sufrió las consecuencias de esta crisis. Empresas como Renault y Nissan han tenido que suspender sus actividades en Córdoba debido a la caída de las ventas, una tendencia que se ha replicado en numerosas fábricas de autopartes y ensambladoras a lo largo del país.

Estos cierres y suspensiones no son solo señales de una crisis sectorial, sino que reflejan un problema estructural que exige una respuesta urgente y efectiva.

Políticas Públicas en la Mira: ¿Desindustrialización o reorientación?

Desde la llegada de Milei al poder, se implementaron varias políticas públicas con la intención de reestructurar la economía.

Sin embargo, estas medidas han sido percibidas por muchos como un ataque directo a la industria nacional. El aumento de las tarifas de servicios públicos y la subida del Impuesto PAIS son ejemplos de decisiones que elevaron significativamente los costos de producción para las pequeñas y medianas empresas, afectando su competitividad y su capacidad de mantenerse operativas.

Además, la derogación de la Ley de Compre Nacional, que garantizaba cierta preferencia para los productores locales en proyectos de gran escala, fue vista como un retroceso en la protección de la industria argentina.

Las políticas de apertura comercial y la reducción de aranceles para productos importados también generaron preocupación entre los industriales, que temen una invasión de productos extranjeros que podría desplazar a los fabricantes nacionales.

En resumen, mientras el gobierno de Milei avanza con su agenda de reformas, la industria argentina enfrenta desafíos sin precedentes. La combinación de políticas desindustrializadoras y un mercado interno debilitado pone en riesgo la sostenibilidad del sector manufacturero, planteando la necesidad de un replanteamiento estratégico que priorice la producción y el empleo en el país.