David Nazareno Ávila, un joven de 21 años, fue detenido en General Roca, Río Negro, acusado de terrorismo tras una operación de nueve meses que involucró un agente digital encubierto. La clave de su arresto fue el descubrimiento de chats comprometedores en su celular, donde se evidenciaba su interés en aprender a fabricar explosivos para un supuesto atentado contra el gobierno argentino, al que denominó "sionista" por su apoyo a Israel.

"La paz sea contigo hermano. Me pasaron tu contacto para que puedas acompañarme en el grupo. Mi nombre es Naza soy de Argentina", se presenta en uno de los mensajes. "En Argentina tenemos un gobierno sionista que apoya a Israel y debe pagar por sus pecados. Quiero llevar adelante un ataque. Quiero aprender a hacer explosivos si me pueden ayudar", solicita en otro.

Interrogatorio y Declaraciones

Ávila fue interrogado en el Juzgado Federal de Campana, mostrando una actitud "fría" según las fuentes. No pareció afectado por su detención. Admitió las conversaciones encontradas, pero negó ser un extremista, alegando que su interés era meramente "bélico" y que todo era parte de "un juego". Aseguró que, si recibía dinero para financiar un ataque, lo estafaría y se quedaría con el dinero. Sin embargo, no se encontraron evidencias de transacciones monetarias en los análisis preliminares.

"Dijo que no estaba dispuesto a hacer nada, pero si le llegaban a mandar plata se la iba a quedar, como una estafa", explicaron las fuentes. Los investigadores consideran poco creíble su versión, especialmente dado que se unió a grupos en Telegram, incluido uno que homenajea a Vladislav Roslyakov, responsable de una masacre en Ucrania.

Antecedentes y Personalidad

Antes de su detención, Ávila había sido expulsado del Ejército Argentino tras solo un mes y 18 días de servicio por no cumplir con las condiciones necesarias para el servicio militar. Las fuentes oficiales del Ejército indicaron que "se le dio de baja en concepto de no reincorporable, por no cumplir las condiciones para el servicio y disciplina", desmintiendo su afirmación de haber sido expulsado por robo.

Ávila, que vivía con sus hermanas y una sobrina, trabajaba como repartidor cerca de una empresa de la comunidad judía, lo cual podría haber influido en su selección de objetivos. Su personalidad y dificultades para socializar son vistas como factores de riesgo, buscando reconocimiento y liderazgo en ambientes extremistas.