Siguiendo los caminos del rock: Albatros, la precursora del rock social en Tucumán

La provincia de Tucumán se había visto sumida en una conflictividad social cada vez mayor, la caída del gobierno de Arturo Illia y la llegada de una nueva dictadura como la de Onganía en 1966 marcaría, quizás sin saberlo aún, una estela de sangre y represión que se hicieron presentes diez años después con la última dictadura militar. Es en agosto del 66 cuando el ministro de Economía, José Salimei anuncia el cierre y desmantelamiento de siete ingenios azucareros tucumanos, provocando una reducción en la producción y una crisis social sin reparos.

A estas situaciones empezaban a presentarse una serie de respuestas artísticas, como el movimiento del Tucumán Arde o desde el cine con la figura de Gerardo Vallejo con el clásico «El camino hacia la muerte del viejo Reales». Una realidad latente, palpable, que desde el arte se encargaba de lanzar una serie de denuncias que todavía la sociedad no terminaba de deglutir. En tanto, el mundo de la música se sacudía al ritmo del beat, con conjuntos como Los Bang, Los Sabuesos y Los Fantasmas. En ese proceso, otras bandas se hacían eco de cómo esa «tríada primigenia» influenciaba el rock tucumano. Aquí entran en escena Baldosa Floja.

Ligera mi confusión en notar cómo hacia finales de los 60's, en Tucumán tuvimos no solo 1 sino 2 Baldosas Flojas (una en Monteros y otra en San Miguel de Tucumán). Estos últimos como podemos ver en esta foto de una presentación en el Teatro Alberdi, usando algunos de los equipos de Los Sabuesos, estaba integrado por Ariel Keter en voz, Felix Kohan y Roberto Cohen en guitarras, Rodolfo Steimberg en bajo y Enrique Benezra en batería. Estos muy jóvenes músicos se florearon en el circuito beat a fuerza de buena música en la interpretación de sus covers, y al apoyo de bandas como Los Sabuesos y Los Fantasmas gracias a quienes, en palabras de Félix Kohan, "podíamos acceder a amplificadores que no soñábamos adquirir por aquellos tiempos". Ese avance les permitió formar parte del Beat Club Tucumán, logrando tocar en distintos recitales como éste (con error de imprenta)

Ese marco de lo que a nivel nacional empezaba a dividirse en música comercial/complaciente y música progresiva, va a empezar a notarse en la provincia. La conflictividad social empezará a hacerse cada vez más presente hasta que en 1969, casi al único del «Cordobazo» se desarrolle el primer «Tucumanazo». La llama se había encendido y un año después, el segundo «Tucumanazo» llevaría a una pueblada de grandes magnitudes en la capital de la provincia, del 10 al 14 de noviembre de 1970. Estudiantes universitarios, la FOTIA, la población enfrentaría a la represión policial. Es en este contexto donde los integrantes de Baldosa Floja empieza a dar cuenta de una situación. Esa situación político - social va a llevar a que la efervescencia se traslade a la música. Asistimos en 1970 a la formación de Albatros.

Deténgase un momento: alzando vuelo de libertad

Formado por Enrique Benezra (percusión y coro), Rodolfo Steimberg (bajo y coro), Felix Kohan (guitarra), Roberto Cohen (1° guitarra, flauta y voz) y Horacio Ponce (órgano, trompeta y voz), Albatros se iba a posicionar en un espacio, que hasta el momento había sido poco explorado por las bandas tucumanas. Podríamos decir que por un lado, son los primeros en lanzarse hacia un rock con contenido social o contestatario en la provincia, y por el otro rápidamente en esa vorágine construyen un repertorio completo con canciones propias en español. Ambas cuestiones los marcan como adelantados frente a Los Bang o Los Fantasmas, quienes sacarían por ese tiempo los primeros simples de bandas tucumanas con las composiciones propias creadas al efecto.

Los espacios de publicidad para un conjunto como Albatros, no serían idénticos a los surgidos desde Baldosa Floja. Espacios como el Gymnasium, el cineteatro Plaza (con gran recuerdo para sus miembros) e inclusive el comedor universitario serán los que esta banda fulgurante supo conquistas, sobre todo en tiempos donde el conflicto de clase se hacía presente desde la realidad diaria tucumana. Sin lugar a dudas, que Albatros se colocó en un espacio que hasta entonces no se había visto en la escena musical tucumana.

Los proyectos que aspiraban a realizarse desde la banda se presentaron, en parte, en lo que fue su último recital, en diciembre del '71 en el Auditorium del Gymnasium, bajo el marco de «Música de nuestro tiempo». En el programa se lee Albatros, se formó hacia octubre de 1970 fundamentalmente sustentado por una verdadera comunión de ideas entre sus miembros que veían en la música un medio fundamental a través del cual canalizar sus ideas tanto humanas como musicales. La consigna en ese sentido era una sola: hacer música propia. Albatros se encuentra con muros y es así como debe optar por una sola salida, los recitales

(...) Para este tiempo una idea venía germinando ya: largar en diciembre un recital totalmente distinto, que careciese de una serie de falencias y que representase algo: nuestro pensamiento. Y nuestro pensamiento es éste: Existe toda una realidad alrededor nuestro a la que de ninguna manera podamos desconocer, porque de esa manera lo único que hacemos es engañarnos (...)

Albatros había conseguido realizar un repertorio completo de canciones propias. En este recital puntual se presentaron en dos partes, una eléctrica y otra acústica. El rock como bandera, como base de una manera de enfrentar, denunciar una realidad social y poder crear una consciencia sobre la situación para poder afrontarla (y enfrentarla). Así el listado de ese recital fue el siguiente:

1° parte: Ciego / Rock del lustrabotas / Ambiciones de ser grande / Que te importa / Necesitamos / La Rosa / Deténgase un momento / El penado Juan / A un compañero / Carta de Juan a María

2° parte: Aleluya

Como bien lo dice el Rock del lustrabotas, la lucha sobre una realidad como bandera aparece y Albatros agarra vuelo.

Niño que quiere ver/lustrando botines sin ver/algo que yo pueda pensar/niño por Dios ten piedad // Quiero soñar algo nuevo/no solo cajones y tinta,/sino ser un magnate más/en esta sociedad

Sin lugar a dudas, una muestra de lo que ese contexto de violencia golpeaba a la vista. Albatros, en el poco más de un año vida que tuvo, supo tomar en poesía y música una realidad que se hacía cada vez más presente. Y lo hizo, con un repertorio propio, original y con contenido social. Con ustedes Albatros

Todo el archivo utilizado para la realización de esta nota corresponde al archivo de Enrique Benezra, Roberto Cohen y a entrevistas con Felix Kohan, Roberto Cohen y Enrique Benezra.