Jeremías Sosa, un albañil de 30 años originario de Misiones, fue brutalmente asesinado el sábado 22 de febrero en la localidad bonaerense de Olivera, cerca de Luján, luego de ser confundido con un ladrón. Más de diez personas lo golpearon, ataron y maniataron sin darle oportunidad de defenderse. A pesar de que tres personas han sido detenidas por el crimen, la familia de Jeremías asegura que aún hay más implicados.

Un hombre solidario que luchaba por un futuro mejor

Jeremías era conocido por su dedicación a la comunidad, especialmente en su ciudad natal, Jardín América, Misiones. Junto a su esposa, Carolina Sotelo, administraba un comedor comunitario donde alimentaba a más de 20 niños del barrio. Además, soñaba con crear una fundación para ayudar a los más necesitados.

Esa noche, Jeremías se encontraba en la casa de su hermana en Luján, donde sufrió un ataque de pánico, algo que había experimentado en otras ocasiones. Decidió salir a correr y fue confundido con un delincuente. Los vecinos, al verlo correr, lo agredieron ferozmente, sin saber que en realidad era un hombre trabajador y solidario.

El ataque y su trágica muerte

La golpiza se produjo en plena vía pública, con al menos seis personas participando activamente en el ataque. Durante el ataque, decenas de personas observaron sin intervenir, mientras otros solo pidieron a los agresores que pusieran fin a la violencia. Finalmente, Jeremías fue trasladado al Hospital Nuestra Señora de Luján, donde falleció debido a un traumatismo grave de cráneo y un shock neurogénico, según reveló la autopsia.

Tres personas han sido detenidas hasta el momento: Gustavo Rocha (49), Alex Iñiguez (25) y Lucas González Bonomo (23), acusados de homicidio agravado con alevosía. La pena que enfrentan es la prisión perpetua. Sin embargo, la familia asegura que entre 10 y 12 personas estuvieron involucradas en el ataque y piden que se sigan investigando todos los responsables.

Una vida truncada por la confusión

Jeremías era un hombre que había dedicado su vida a trabajar para mejorar la de su familia y ayudar a los demás. Con su trabajo como albañil, viajaba entre Misiones y Buenos Aires para sostener su hogar. Además, estaba ahorrando para regalarle una moto a su hija en su cumpleaños número 15 y también para estar presente en el primer día de clases de su hijo más pequeño.

Carolina Sotelo, su esposa, lamenta profundamente la pérdida de su compañero de vida y padre de sus hijos. "Jeremías era una persona increíblemente solidaria, siempre dispuesto a ayudar. Ahora nos quedamos con la tristeza de no haber podido cumplir nuestros sueños juntos", expresó.

Reclamo de justicia

La comunidad de Misiones y Luján se ha movilizado en varias ocasiones exigiendo justicia por Jeremías. Se han realizado marchas en ambas localidades para que se esclarezca completamente el crimen y que todos los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos.