Un emprendimiento gastronómico vegano que revoluciona el paladar tucumano

Fotos: @buenasmanos.v

Con la idea de que el veganismo es el futuro, Pipi Carlino Apud volvió de España a Tucumán para demostrarle a los tucumanos que comer rico y sin crueldad animal es posible. Solo hace falta creatividad.

Pipi es dueña de Buenas Manos, un emprendimiento gastronómico gourmet que tiene algo que lo hace diferente al resto: su comida es 100% vegana. Desde una parrillada bien argenta hasta comida tailandesa, todo lo que quieras comer, lo vas a encontrar ahí.

Buenas Manos está ubicado en el corazón de Barrio Sur y todas las semanas, la revolucionaria tucumana abre las puertas de su casa para recibir a sus comensales. En una terraza bien aesthetic, veganos, vegetarianos, carnívoros y celíacos se sientan a disfrutar de exquisitos platos hechos con mucho amor.

"Hace diez años soy cocinera y viví cinco en Barcelona. Fue ahí donde vi que el veganismo era el futuro y como sabía que esa movida iba a crecer, decidí adentrarme un poco más en ese mundo. Así que empecé a trabajar en restaurantes veganos y vegetarianos, donde inició el ‘lavado de cerebro'", relata entre risas.

Sin embargo, para Pipi, el veganismo es mucho más que un tipo de dieta: es un estilo de vida. Ella explica que el veganismo "cierra por todos lados": salud, ética, crisis climática y capitalismo. "En un mundo en el que se puede elegir qué comer, ¿por qué consumimos algo que hace tanto daño?", reflexiona.

Ahora lo que va es la alimentación consciente. ¿Qué estamos comiendo? ¿Cuántos recursos naturales se utilizan para tener ese kilo de carne? ¿A quién le estamos entregando nuestro dinero? Son algunas de las preguntas que se planteó Carlino Apud en sus inicios. En Tucumán, si bien no aumentó el número de personas que elige una alimentación vegana, si creció la cantidad de aquellas que eligen comer conscientemente.

Gracias al surgimiento de Buenas Manos, comenzó a romperse el mito de que la alimentación vegana es solo lechuga y tomate. Además, cada vez más gente se anima a comer cosas diferentes. "Siento que la gente está más animada a probar. Antes decían ‘es vegano, no lo como'. Hoy cambió y la gente dice ‘ok, lo pruebo y después decido si me gusta o no'", explica. 

Además, las personas confían en las manos de Pipi y saben, por causa del "boca en boca", que su comida no tiene nada que envidiarle a la comida preparada con carne.

Este auge y el hecho de que la gente se anime a disfrutar de una buena mila de seitán o de unas empanadas de no pollo se debe, en parte, a las redes sociales. Existen muchos influencers veganos que hacen recetas en TikTok, militantes que luchan por el cambio climático en Instagram y, por supuesto, el interminable debate sobre si la alimentación vegana es buena en X (Twitter). Todo esto también ayudó mucho a darle visibilidad a este movimiento.

Además de deleitar a sus clientes con su comida, esta chef tucumana también se encarga de brindar asesorías a diferentes bares de la provincia para que comer rico y vegano no sea imposible. "El veganismo está en creciente demanda y no está bueno que vayas a un bar y que no haya otra opción más que papas fritas. Aquí no hay muchos expertos en cocina vegana", cierra.