El juicio por la muerte de Diego Armando Maradona comenzó con un fuerte incidente. Antes de ingresar a la sala de audiencias en los Tribunales de San Isidro, Verónica Ojeda, expareja del astro, confrontó a la psiquiatra Agustina Cosachov, acusada de homicidio simple con dolo eventual. "¡Asesina, vení a dar la cara!", le gritó Ojeda mientras subía las escaleras.

Un clima de tensión en los tribunales

El incidente ocurrió en un contexto de alta tensión. Cosachov evitó responder a los insultos y fue escoltada por su abogado, Vadim Mischanchuk. Mario Baudry, pareja de Ojeda y representante legal de Dieguito Fernando, intervino para evitar que la confrontación escalara.

Mientras tanto, en la calle Ituzaingó 340, un grupo de hinchas de la agrupación "Justicia por Dios" coreaba: "El que no quiere a Maradona no quiere a su mamá". La movilización buscaba apoyar a la familia del ídolo en este juicio clave.

La llegada de los imputados y la presencia de la familia Maradona

A la audiencia asistieron varios de los acusados, incluyendo a Leopoldo Luque, quien sorprendió con su cambio físico. También estuvieron presentes Dalma y Gianinna Maradona, junto a su madre Claudia Villafañe y su abogado Fernando Burlando. Jana Maradona llegó poco después. Todas ellas mostraron su dolor, con momentos de llanto.

Ojeda, en tanto, ingresó con una remera con la cara de Maradona y expresó su indignación. "Diego sufrió y le sacaron todos sus bienes", afirmó Baudry antes de entrar a la sala.

Los detalles del juicio

El proceso judicial determinará la responsabilidad de los siete profesionales de la salud imputados: además de Cosachov y Luque, están acusados el psicólogo Carlos Ángel Díaz, la médica Nancy Edith Forlini, el coordinador Mariano Ariel Perroni, el enfermero Ricardo Omar Almirón y el médico clínico Pedro Pablo Di Spagna.

Los fiscales sostienen que el equipo médico fue "deficiente, temerario e indiferente" en el tratamiento de Maradona, quien murió el 25 de noviembre de 2020 por una insuficiencia cardíaca. Todos los acusados enfrentan penas de entre 8 y 25 años de prisión por homicidio simple con dolo eventual.