"Vine por unos días para hacer un retiro espiritual": la versión del diputado acusado de pedofilia a una vecina

Horas después de la detención del diputado misionero Germán Kiczka, acusado de poseer, consumir y distribuir material de abuso sexual infantil (MASI), se conoció la versión de Julia, la mujer que brindó la información clave para su captura. Kiczka, quien había estado oculto en la localidad de Loreto, Corrientes, durante casi una semana, se había convertido en una figura enigmática para Julia, quien se convirtió en su confidente.

Julia, residente de Loreto, narró que comenzó a hablar con Kiczka el viernes de la semana pasada, cuando él llegó al pueblo en busca de refugio. Según su relato, Kiczka inicialmente dormía en su auto y luego fue alojado en un pequeño bungalow proporcionado por un conocido local. Durante esos días, la mujer lo vio solo y estableció un vínculo diario con él. Aunque al principio no sospechó de su identidad, pronto reconoció al diputado tras ver su imagen en las noticias.

Kiczka le había contado a Julia que había llegado a Loreto para realizar un "retiro espiritual" debido a sentirse "triste" y "caído". "Me dijo que estaba un poco caído, que se sentía triste. Me pareció que estaba buscando un poco de consuelo", comentó Julia. Este relato ayudó a forjar una conexión emocional entre ellos, haciendo que Julia le ofreciera apoyo, como alimentos y ayuda para su estancia.

La mujer, quien vivía sin electricidad y dependía de su celular para informarse, tardó en reconocer al diputado debido a la falta de medios para seguir las noticias. La situación cambió cuando vio una fotografía en Internet que confirmó sus sospechas. 

"Me asusté, casi me agarra un infarto", confesó Julia, quien inmediatamente se comunicó con la Policía.

A pesar de sus intentos de ayudar y ofrecerle consejos, Julia se sintió profundamente afectada cuando supo la verdadera identidad de Kiczka. A lo largo de su tiempo en Loreto, el diputado mostró señales de angustia y soledad, lo que Julia atribuyó a su situación precaria. Kiczka también expresó interés en trabajar en un vivero local, lo que le parecía una forma de distraerse y adaptarse temporalmente al pueblo.

La tensión aumentó cuando Julia notó que Kiczka comenzaba a actuar de manera más cautelosa, incluyendo su visita a la iglesia del pueblo antes de regresar al bungalow. Finalmente, luego de asegurarse de que Kiczka no se alejara, Julia reportó su ubicación a las autoridades. Su declaración fue fundamental para la captura del acusado. 

Julia, aún conmovida por el evento, confesó su temor por su seguridad personal debido a que vivía sola y Kiczka ya conocía su ubicación. "Le pido a Dios que no me pase nada", dijo, reflejando su angustia ante la situación.