Alto el fuego entre Israel y Líbano: ¿un respiro temporal o el comienzo de la paz?
El acuerdo alcanzado tras 14 meses de intensos combates abre una pausa en el conflicto con Hezbollah, pero su futuro dependerá de factores claves.
El alto el fuego alcanzado entre Israel y Líbano, mediado por Estados Unidos y Francia, marca un hito significativo en el conflicto entre el ejército israelí y Hezbollah, que arrasó el sur de Líbano durante más de 14 meses. El acuerdo, anunciado el 26 de noviembre de 2024 y en vigor desde el 27 de noviembre, tiene como objetivo poner fin a las hostilidades entre ambos actores, aunque su implementación, que durará inicialmente 60 días, enfrenta una serie de desafíos que podrían afectar su durabilidad y el futuro de la región.
¿Qué significa este alto el fuego?
Este alto el fuego es más que un simple cese temporal de las hostilidades: se trata de un acuerdo que busca estabilizar una de las zonas más conflictivas de Oriente Medio, al menos de forma temporal. Se basa principalmente en la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin a la guerra entre Israel y Hezbollah en 2006, y cuyo marco está siendo renovado en este acuerdo.
Las principales condiciones del acuerdo incluyen el cese de los ataques entre Israel y Hezbollah y un proceso gradual de retirada de las fuerzas israelíes del sur de Líbano, mientras que Hezbollah se compromete a cesar sus lanzamientos de cohetes hacia Israel. Además, se establece que el gobierno libanés desplegará sus fuerzas en el sur del país para garantizar la aplicación de la tregua.
Este acuerdo también refleja una fatiga creciente en el ejército israelí, que, a pesar de su superioridad militar, no logró controlar completamente las áreas en disputa ni neutralizar la capacidad de Hezbollah de lanzar cohetes desde el sur de Líbano. Por otro lado, Hezbollah, aunque afectado por los golpes a su estructura de mando, también renunció, al menos temporalmente, a su estrategia de intensificar los ataques a Israel.
Factores determinantes en el acuerdo
- Agotamiento de las fuerzas israelíes
A pesar de su supremacía aérea y su poderoso ejército, Israel sufrió un desgaste considerable en el sur de Líbano. No logró controlar por completo las ciudades del sur ni erradicar la capacidad de Hezbollah de lanzar ataques. El número creciente de bajas israelíes y la necesidad de desplegar reservistas en un conflicto prolongado han generado presiones internas, lo que podría haber motivado la decisión de aceptar un alto el fuego.
- El papel de Hezbollah e Irán
Hezbollah sigue siendo una de las principales amenazas para Israel, apoyado fuertemente por Irán. Si bien el grupo ha sido golpeado en términos de liderazgo y capacidad operativa, sigue siendo una fuerza significativa en la región. La postura de Hezbollah, respaldada por Irán, es crucial para entender la dinámica del conflicto, ya que Irán no desea que su aliado libanés se vea envuelto en un conflicto de desgaste que podría agotarlo aún más.
- Diferencias entre Gaza y Líbano
Una de las principales diferencias entre el alto el fuego en Líbano y la situación en Gaza radica en la estructura política de ambos territorios. Hezbollah opera dentro de un marco político libanés más amplio, lo que facilita las negociaciones, mientras que en Gaza, Hamás gobierna de forma más autónoma, rechazando la representación de la Autoridad Palestina y dificultando el diálogo con Israel. Esta diferencia contribuyó a la falta de un acuerdo en Gaza, que sigue siendo el frente más problemático para Israel.
- El vacío de liderazgo en Gaza
En Gaza, la falta de un liderazgo claro y cohesivo dentro de Hamás, especialmente tras la eliminación de varias figuras claves de la organización por parte de Israel, complicó las negociaciones de alto el fuego. La desconexión entre los líderes de Hamás dentro y fuera de Gaza ha exacerbado las dificultades para alcanzar un acuerdo de paz. Esto contrasta con la situación en Líbano, donde el gobierno libanés asumió la responsabilidad de las negociaciones y el cumplimiento del alto el fuego.
- Factores internacionales y el impacto de EE.UU.
La mediación internacional, especialmente de Estados Unidos y Francia, fue clave para alcanzar este acuerdo. El anuncio fue realizado por el presidente Joe Biden, quien destacó que el acuerdo podría abrir el camino hacia una paz más amplia en la región. Sin embargo, con la llegada de Donald Trump en enero de 2025, el futuro del acuerdo y su implementación dependerá de las decisiones de la nueva administración. Trump, quien ya tuvo un papel activo en la mediación de otros acuerdos en Oriente Medio, deberá enfrentar los desafíos que surjan tras este alto el fuego.
La implementación del acuerdo: retos por superar
Aunque el acuerdo fue bien recibido internacionalmente, su éxito dependerá en gran medida de su implementación. Existen varias incógnitas, especialmente en cuanto a cómo se llevará a cabo la retirada de las fuerzas israelíes y cómo Hezbollah cumplirá con su parte del acuerdo. Además, la presencia de Hezbollah en el sur de Líbano, estipulada por la Resolución 1701, seguirá siendo un tema de tensión, ya que el grupo continúa manteniendo una significativa infraestructura militar en esa región.
El cumplimiento del acuerdo dependerá de una supervisión internacional efectiva, y de la capacidad de los actores involucrados para evitar violaciones del alto el fuego, lo que ha sido un desafío en conflictos anteriores. El fracaso en la implementación podría llevar a una rápida escalada de la violencia, no solo en Líbano, sino también en otras partes de la región, como Gaza.
El futuro de Oriente Medio
El alto el fuego en Líbano ofrece un respiro temporal, pero no garantiza una paz duradera. Mientras el conflicto con Hezbollah parece llegar a una pausa, la situación en Gaza sigue siendo extremadamente volátil, con Hamás y otros grupos militantes aún comprometidos en una lucha continua contra Israel. El regreso de los desplazados en el norte de Israel y el sur de Líbano, la reconstrucción de las áreas devastadas y la seguridad en la región dependerán de los esfuerzos de los gobiernos libaneses e israelíes, respaldados por la comunidad internacional.
A largo plazo, la verdadera prueba de este alto el fuego será su durabilidad. Sin una resolución integral de los conflictos subyacentes en Gaza y la intervención de actores como Irán, la región seguirá siendo un polvorín donde cualquier chispa podría desatar nuevas hostilidades. Sin embargo, el acuerdo en Líbano podría ser un primer paso hacia una mayor estabilización, si se logra mantener el equilibrio y evitar una mayor escalada.
En resumen, el alto el fuego entre Israel y Líbano es un acuerdo importante, pero aún está lejos de garantizar una paz duradera. Los factores internos y externos, tanto a nivel militar como político, seguirán jugando un papel crucial en la evolución de la situación en la región. La comunidad internacional, encabezada por Estados Unidos y Francia, tendrá que seguir siendo una fuerza estabilizadora para asegurar que este cese de hostilidades no sea solo un aplazamiento de las tensiones, sino el comienzo de un proceso de paz más amplio.