El Papa Francisco canonizó a 14 nuevos santos, destacando a los mártires de Damasco y su legado en la persecución cristiana
En una ceremonia emotiva en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco proclama 14 nuevos santos, entre ellos los mártires de Damasco, quienes fueron asesinados en 1860. La canonización resalta la historia de fe y sacrificio de estos cristianos en un contexto de creciente persecución en Oriente Medio.
El Papa Francisco presidió el pasado domingo una emotiva ceremonia de canonización en la Plaza de San Pedro, donde se proclamaron 14 nuevos santos, entre los cuales se encuentran los conocidos como los mártires de Damasco. Estos mártires, que incluyen a once frailes franciscanos y laicos maronitas, fueron asesinados por militantes drusos en 1860 en la capital siria, convirtiéndose en símbolos de la persecución cristiana a lo largo de la historia.
Un legado de sacrificio y fe
"Los inscribimos entre los santos, decretando que sean venerados como tales por toda la Iglesia", declaró Francisco, al recitar los nombres de los nuevos santos. La canonización representa el paso final hacia la santidad en la Iglesia católica, que se concede tras un exhaustivo proceso que incluye la verificación de al menos dos milagros.
Los mártires de Damasco fueron asesinados en julio de 1860, cuando una multitud drusa atacó el monasterio de San Pablo, donde residían. Entre ellos se encontraba el español Manuel Ruiz López, quien fue decapitado durante el asalto. Junto a él, otros siete frailes franciscanos también fueron asesinados, entre ellos Carmelo Bolta, Nicanor Ascansio, y Nicolás María Alberca.
Los religiosos habían rechazado una oferta del gobernador otomano para refugiarse en su residencia, optando por quedarse y proteger a la comunidad que se había refugiado en el convento.
La historia de los laicos maronitas
Además de los frailes, también fueron canonizados tres laicos maronitas: Francesco, Mooti, y Raffaele Massabki, quienes eran hermanos y estaban estrechamente ligados a la comunidad de franciscanos. Todos ellos fueron beatificados en 1926 por el Papa Pío XI.
La situación actual de la población cristiana en Damasco es preocupante, con solo un 2% de la población manteniendo su fe, una notable disminución desde el inicio de la guerra civil en Siria en 2011.
Llamado a la paz y a la reflexión
Tras la ceremonia, el Papa Francisco instó a la paz durante su tradicional homilía del Angelus, haciendo un llamado a la oración por el fin de los conflictos en diversas regiones del mundo, incluyendo la "martirizada Palestina", un término que usó por primera vez para referirse a los territorios palestinos. "Seguimos rezando por las poblaciones que sufren a causa de la guerra", expresó Francisco, subrayando la urgencia de la paz en un mundo plagado de conflictos armados.