El papa Francisco emitió un mensaje en la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en el que abogó por una "regulación ética" para la Inteligencia Artificial (IA) y alertó sobre los riesgos asociados, especialmente haciendo referencia a las deepfakes.

El pontífice destacó la importancia de abordar el problema de la desinformación, que ha evolucionado a lo largo de los años desde las fake news hasta la actualidad con la proliferación de deepfakes. Hizo referencia a su propia experiencia cuando se difundieron fotos manipuladas de él, señalando que la IA será beneficiosa para la comunicación siempre y cuando no anule el papel del periodismo tradicional en el terreno.

En su mensaje titulado "Inteligencia artificial y sabiduría del corazón: para una comunicación plenamente humana", el papa Francisco expresó su preocupación por la simulación inherente a los programas de IA, que pueden distorsionar la relación con los demás y la realidad.

El Papa reconoció la ambivalencia de la inteligencia artificial, reconociendo tanto sus potencialidades como sus riesgos y patologías, especialmente en el ámbito de las redes sociales. Ante estos desafíos, expresó la necesidad de establecer modelos de regulación ética que frenen las implicaciones nocivas y discriminatorias de los sistemas de inteligencia artificial. Destacó la importancia de contrarrestar su uso en la reducción del pluralismo, la polarización de la opinión pública y la construcción de un pensamiento único.

En última instancia, el papa Francisco subrayó que el uso positivo de la IA en la comunicación depende de su capacidad para respaldar, en lugar de anular, el papel del periodismo sobre el terreno. También enfatizó que la IA puede contribuir positivamente si aumenta la profesionalidad de la comunicación, responsabilizando a cada comunicador, y si devuelve a cada individuo su papel como sujeto crítico en relación con la información que reciben.