Francia se opone con fuerza al acuerdo UE-Mercosur
Con apoyo político y sindical, el campo francés amenaza con bloqueos y movilizaciones en rechazo al tratado de libre comercio.
La posible firma del tratado de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur ha desatado una reacción enérgica en Francia. Desde diferentes sectores políticos hasta organizaciones agrícolas, todos parecen unidos en defensa de la agricultura y el medio ambiente francés.
Este rechazo fue reforzado por el primer ministro Michel Barnier, quien afirmó en Bruselas que "en las condiciones actuales, este acuerdo no es aceptable para Francia y no lo será".
Barnier, tras reunirse con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió que se tome en cuenta la postura de Francia, enfatizando la necesidad de proteger los intereses nacionales.
Movilizaciones y bloqueos agrícolas anunciados para noviembre
El descontento del sector agrícola también se hace notar. La Coordinación Rural, uno de los sindicatos agrícolas más representativos, planea iniciar una "revuelta agrícola" el próximo 19 de noviembre, con un bloqueo del transporte de alimentos en todo el país. Esta medida refleja la fuerte oposición al tratado y busca presionar a la Unión Europea para que no avance con el acuerdo.
Además, la FNSEA, el principal sindicato agrícola, y los Jóvenes Agricultores (JA) convocaron a una movilización nacional el 18 de noviembre, poco antes de la cumbre del G20 en Brasil, donde se podría firmar el acuerdo.
"Europa no debe convertirse en un colador y permitir la entrada de productos que no respetan nuestras normas", expresó Arnaud Rousseau, presidente de la FNSEA, en una reciente entrevista.
Presión política y rechazo de los parlamentarios
Más de 600 parlamentarios franceses enviaron una carta a Ursula von der Leyen expresando su desacuerdo con el tratado. Francia, que necesita aliados dentro de la UE para bloquear la decisión, cuenta con el apoyo de países como Austria y Polonia, mientras que Alemania y España presionan a favor del acuerdo.
La oposición en Francia se mantiene firme en defensa de la calidad de los productos agrícolas nacionales y en rechazo a los estándares más bajos de producción que podrían entrar desde Sudamérica.