Un reciente estudio privado alarmó a la sociedad argentina al revelar que uno de cada tres jubilados en el país vive por debajo de la línea de pobreza. Según la investigación, más de medio millón de jubilados (542.000) cayeron en la pobreza en la primera mitad de 2024, lo que marca un aumento significativo en comparación con el año anterior.

El informe, titulado "Pobreza e Indigencia: Perfiles de la pobreza. Propuestas para su abordaje en la Argentina reciente", elaborado por investigadores del CONICET y la Universidad de Buenos Aires (UBA), destaca que la pobreza entre los jubilados creció un 17,6% en solo un año, pasando del 13,2% en el primer semestre de 2023 al 30,8% en 2024. Esta tendencia se enmarca en un contexto más amplio de deterioro de las condiciones socioeconómicas de diversos grupos de la población.

Causas del aumento de la pobreza entre los jubilados

A pesar de que los jubilados representan un grupo con una menor incidencia de pobreza en comparación con otros segmentos de la población, el estudio muestra que el grupo de los mayores de 65 años experimentó un aumento alarmante en los últimos meses. Atribuido principalmente al aumento de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo, más de medio millón de jubilados se han sumado a las estadísticas de pobreza, revelando una situación crítica para este sector vulnerable.

"Los jubilados, al igual que los asalariados formales, hasta hace poco gozaban de cierta protección frente a la pobreza. Sin embargo, este grupo ha sido severamente afectado por la crisis económica y la alta inflación, que ha erosionado sus ingresos y condiciones de vida", señala el informe.

Los asalariados también sufren el impacto

El estudio también señala una tendencia preocupante en el mercado laboral argentino. La pobreza entre los asalariados formales ha experimentado un crecimiento sin precedentes. La pobreza de los trabajadores en blanco, especialmente en sectores como el comercio, la construcción y la industria manufacturera, aumentó significativamente en el último año. La brecha entre los trabajadores formales e informales se ha reducido, aunque las condiciones laborales de los trabajadores formales siguen empeorando.

Entre los asalariados informales, la pobreza es aún mayor, alcanzando un 64,3%, más del doble que la de los asalariados formales (27,8%). Sin embargo, la pobreza de los trabajadores formales creció más rápidamente, lo que refleja un empeoramiento de las condiciones salariales y laborales en el país.