Milei, un año en el poder: polarización, logros y disputas

Politólogo

Cumplió el año de gestión el presidente Javier Milei, y para analizar la aprobación o no del primer año de cuatros, debemos partir del momento de coyuntura que atraviesa Argentina por estos días, y también hacer jugar a las expectativas que la ciudadanía tiene respecto de la gestión de gobierno.

Entonces si la coyuntura más las expectativas de crecimiento concuerdan, estamos ante un escenario positivo, caso contrario, si no hay una alineación entre la gestión de gobierno y las expectativas de crecimiento, estamos ante un escenario complicado.

Poniendo en contexto, el gobierno consiguió que la inflación bajara, siendo ello su mayor y destacable logro, en sintonía incluso con lo que se sostuvo durante la campaña electoral, convirtiéndose en uno de los caballitos de batalla de ésta gestión.

A ello se suma que recientemente, un informe de la Universidad Católica Argentina, a través de su observatorio de la deuda social, revela un descenso en el porcentaje de pobreza 38,9 %. Este número refleja para el oficialismo un signo positivo, teniendo en cuenta, que la estabilización macroeconómica y el orden fiscal son elementos claves y necesarios, pero que deben ir acompañados de la generación de trabajo e inversión en salud y educación pública.

Recordar que la gestión Milei llegó al poder con un escudo legislativo muy pobre, y con funcionarios de poca expertise en la arena de la administración publica. Hechos que constriñeron al gobierno a realizar el ejercicio del diálogo y buscar consensos con otras fuerzas políticas, a relacionarse con la casta. Ese ejercicio luego se tradujo en la aprobación de paquetes de leyes que delinean el camino por donde va desandando ésta gestión.

Paralelamente el gobierno se fijó como objetivo evitar la movilización social frente a un ajuste feroz mediante el cumplimiento a rajatablas de un protocolo de orden público. Consecuentemente se puede apreciar también el camino hacia el fenómeno de la latino americanización argentina, entendido esto como la existencia de dos clases sociales, la alta y la baja, y un constante retroceso y deterioro de la clase media. Sumarle a ello que no se avizora, por lo menos en el corto plazo, riesgos o indicios de estallido social o amenazas de crisis institucional.

Como vemos el estado sí necesitó intervenir en el control de la economía, lo cual no condice con el discurso de Milei que sostiene que el estado debe correrse, y dejar que jueguen la oferta y demanda libremente. En países más desarrollados que el nuestro, el estado sí toma intervención y tiene fuerte presencia en la determinación de sus políticas.

En cuanto al discurso del presidente Milei que es claramente antagonista, radical, extremo, polarizante, binario, y que busca constantemente la pelea con el otro, con la anulación del que piensa distinto, y asentado en una verdad que ellos sostienen como absoluta, es decir: estás o no de éste lado, sino te convertís en el enemigo. El discurso presidencial es el paroxismo de la polarización, de allí que sube al ring a Cristina Fernández, porque la necesita, porque es su retroalimentación, dejando afuera cualquier otro matiz.

En el despliegue del ejercicio del poder hay un objetivo hegemónico, que es quitar o al menos disminuir los poderes de los otros órganos de la república, lo cual le da un rol predominante al ejecutivo, mas allá de nuestro sistema presidencialista. Hay un ejercicio cesarista del poder, entendido como aquel liderazgo autoritario, pero asentado en la legitimación popular, desestimando mecanismos de mediación política, incluso llegando al antiparlamentarismo y en la necesidad e influencia de cambios económicos, sociales y culturales, apareciendo asociado a la vivencia de un momento de crisis o de peligro, lo que genera un caldo de cultivo excepcional para afrontar esa coyuntura.

La política es disputa de poder y la vice presidenta Victoria Villarruel lo entiende así, y no podía estar fuera de la escena política. La relación Milei-Villarruel está quebrada desde hace un año cuando el presidente no le otorgó a la vice presidenta ningún ministerio de seguridad y defensa. La vicepresidenta quedó limitada a su función como presidenta del Senado, y desde ese lugar comenzó a desarrollar una agenda propia de recorridas por el país que, en Casa Rosada, fue interpretada como una traición, como una apuesta a mostrar su figura apartada de Milei. A partir de entonces, los roces comenzaron a hacerse habituales, como la exclusión de Villarruel de actos oficiales y los desaires públicos. A punto tal es la pelea que Milei admitió que ella "no tiene ningún tipo de injerencia en la toma de decisiones".Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Cuál es el rol de los vice? y podríamos decir No es Nada, porque solo se limita a comandar el senado, o puede ser Todo porque puede suceder al presidente. En definitiva, el o la vice es un subordinado o cooperador, que puede generar tensión o lo peor conflicto, poniendo en tela de juicio la lealtad hacia el ejecutivo.Con respecto al resto del arco político y los partidos políticos, ¿Cómo esta ese tablero hoy? Un PJ sin brújula, no encuentra la canción que alguna vez propuso Axel. Más allá de la presidencia del PJ nacional en cabeza de Cristina Fernández, que no obtuvo el consenso unánime a pesar de los esfuerzos, el peronismo no logra entrar en la agenda, no logra capitalizar un solo tema que incida en la ciudadanía. Es tal la brecha entre ese partido y la gente, que no halla puente que logre conectarlos.Por idéntico camino, la UCR repite ese estado de situación, con una gran interna y diferencias entre sus dirigentes, que por un lado están los dialoguistas con el oficialismo, hoy ya libertarios o conversos podríamos decir, los cuales fueron expulsados de la UCR, y por otro los opositores al gobierno que no logran seducir a la ciudadanía con su combo de propuestas.

Juntos por el Cambio que hoy ya prácticamente no existe y solo queda el PRO sin la espalda que supo tener en algún momento para negociar y acordar. Hoy intentan afianzarse en Caba como uno de los pocos bastiones o distritos que les quedo. Podrá Mauricio Macri mantener la alianza cuando el presidente envió un ultimátum en el que advirtió a sus hasta ahora aliados: o vamos juntos en todos lados o vamos separados, trampas al electorado, no.

A pesar de que falten 10 meses para octubre del 2025, cuando sean las elecciones legislativas generales, La Libertad Avanza tiene más posibilidades de ganar, y hasta es más competitiva que los tradicionales partidos políticos, pero por sobre ésta opinión o análisis, esos partidos tradicionales saben y mastican una probable derrota electoral, es más, lo manifiestan así.

Para ir cerrando y tratando de entender el contexto político retomamos algunas claves. La argentina viene de crisis en crisis sostenidas en el tiempo, por ende, la gente votó por un inexperto políticamente, por alguien diferente a la tradicional dirigencia política, alguien que tome el toro por las astas y haga los cambios necesarios, quizás desagradables, y que esos cambios son con respuestas a larguísimo plazo.

La memoria y el bolsillo no fallan a la hora de votar y eso se reflejó claramente en diciembre de 2023, el hartazgo de las malas gestiones de los tres últimos gobiernos, allanó el camino para una nueva experiencia e hizo que la paciencia y tolerancia de la gente se estire, pero no se rompa. 

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