El bloque de diputados de la Unión Cívica Radical (UCR) logró evitar un quiebre inminente al acordar la creación de una mesa de diálogo que representará todas las líneas internas del partido. 

Este acuerdo se produce en medio de tensiones persistentes, especialmente tras las exigencias de sectores liderados por Martín Lousteau y Facundo Manes, quienes pidieron la expulsión de cinco correligionarios que respaldaron los vetos del presidente Javier Milei a la reforma jubilatoria y el financiamiento universitario.

A pesar de la presión, la nueva mesa de diálogo se reunirá este miércoles, y decidieron que ningún diputado asistirá individualmente a la Casa Rosada para evitar reavivar resentimientos. "Nadie puede asegurar qué va a pasar en un mes", expresó un diputado que intentó mantener la unidad del bloque, que cuenta con 33 miembros.

La falta de consenso para expulsar a los diputados que fueron apodados "topos" por sus compañeros llevó a una atmósfera de ultimátum dentro del bloque. Se advirtió que si el jefe de bloque, Rodrigo de Loredo, no tomaba medidas contra los cinco radicales que votaron diferente, un grupo de entre 10 y 13 legisladores podría abandonar el bloque para confrontar más abiertamente al Gobierno.

Sin embargo, la conducción del bloque se opuso a la idea de expulsiones y buscó alternativas para incluir a todas las facciones. Entre las propuestas discutidas, Julio Cobos sugirió la creación de un reglamento interno que garantizara el respeto por las decisiones del bloque por mayoría, permitiendo abstenciones en caso de desacuerdos.

Aunque no se formalizó ningún compromiso, se espera que en la mesa de diálogo se discutan puntos clave para la cohesión del bloque, como la creación de reglas de funcionamiento y un mayor compromiso hacia la unidad.

Los sectores que amenazaron con romper la unidad responden a figuras como Martín Lousteau, Emiliano Yacobitti y Facundo Manes, con una representación variada que incluye a diputadas como Carla Carrizo y Danya Tavela. A pesar de la presión, algunos miembros del "centro" del bloque sostuvieron que quienes impulsaban la ruptura no lograron convencer a los indecisos, inclinando así la balanza hacia la unidad.

La nueva mesa de diálogo no solo buscará abordar las tensiones actuales, sino también revisar el funcionamiento interno del bloque, incluyendo la redistribución de lugares en comisiones y el control de la Secretaría Parlamentaria. La ironía sobre la situación fue evidente, con un correligionario comentando que la capacidad de olvido "será clave" para seguir adelante tras las tensiones recientes.