Sandri, el armador silencioso del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco

El cardenal argentino mueve los hilos en Roma para asegurar una sucesión alineada con el legado de Bergoglio.

Aunque el cónclave formal para elegir al nuevo Papa debe realizarse entre 15 y 20 días después del fallecimiento del pontífice, los movimientos dentro del Vaticano ya comenzaron. En este escenario reservado, el argentino Leonardo Sandri, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales, aparece como figura central en las negociaciones entre cardenales.

Sandri, quien supo ser adversario de Jorge Bergoglio pero terminó ganándose su confianza, actúa como constructor de consensos y referente de la línea reformista que Francisco buscó consolidar. Fuentes vaticanas aseguran que conoce como pocos el funcionamiento interno de Roma y que está trabajando para reunir una mayoría sólida en favor de esa continuidad.

Las cartas sobre la mesa: Zuppi, Parolin y Tagle

Dentro de los nombres que circulan como posibles sucesores, hay dos grandes líneas: la europea y la del sur global. Por el lado europeo, se destacan Matteo Zuppi, arzobispo de Bologna y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, y Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano, con fuerte peso diplomático y buena relación con cardenales latinoamericanos.

Del otro lado aparece el filipino Luis Antonio Tagle, apodado "el Francisco asiático", actual Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Su figura representa el perfil que Francisco siempre valoró: cercano, pastoral, y con una fuerte sintonía con el Sur Global, región que el papa definía como el futuro de la Iglesia.

Una estrategia en marcha desde antes del adiós

Aunque parezca anticipado, los alineamientos vienen trabajándose hace tiempo. El Sínodo sobre la Sinodalidad, realizado en octubre y con la participación de 54 cardenales electores, fue clave para consolidar una base leal a las reformas impulsadas por Bergoglio. Entre ellos se encuentra "Tucho" Fernández, uno de los teólogos más cercanos al Papa, aunque con menor influencia en el entramado político vaticano.

La jugada de Sandri se centra en garantizar que el próximo Papa continúe con la visión transformadora de Francisco. Su rol no es de candidato, sino de estratega del consenso, y su tarea es crucial: equilibrar poderes, acercar posturas y evitar fracturas en un momento de transición histórica para la Iglesia.

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