¡Todo roto!

Patricio Adorno Politólogo y Docente

Hay un viejo dicho popular en el cual se sostiene que "a río revuelto, ganancia de pescadores". Imagínese si, además, son los propios pescadores quienes tienen el poder para revolverlo ¡Cómo habrán de ser las ganancias entonces!

Pues vea amigo lector, algo de eso pasó esta semana. El gobierno agitó las aguas para, como todo indica, empezar a cerrar el año a pura ganancia.

Es que el Javo, cuyo "desprecio por el estado es infinito" (textual de la entrevista que dió a The Economist), bajo la inalterable guía de su todopoderoso asesor monotributista (Santi Caputo) ha convertido en un mandamiento de su administración aquello que lo llevó a la presidencia de la nación. Romper y revolver para, así, desorientar y aturdir a sus adversarios.

Profundizar, le dicen hoy a una estrategia oficialista mucho más parecida al "vamos por todo" kirchnerista que al "no se inunda más" macrista. De hecho, si se profundizan las similitudes, amigo lector, solo resta dejar a la creatividad de su imaginación la forma que podría adquirir un hipotético "volvimos mejores" libertario.

Así, profundizando, es que se entienden las lágrimas que esta semana inundaron el Congreso. Ojo, no se emocione. No fueron "lágrimas de zurdos". De hecho, los "kukas" se fueron con una sonrisa entre los labios mientras el llanto agobiaba a diputadas del pro y libertarias.

Resulta que el proyecto de ficha limpia, ese que impide que una persona condenada en segunda instancia pueda ser candidata a cargos electivos, no se trató por falta de quórum. Lospenato, diputada macrista, aún hoy asegura que tenía 131 votos en la previa, más que necesarios para aprobar el proyecto. Pero parece que, algún fiambre en el comedor del parlamento estaba en mal estado porque, la enfermería del Congreso, se llenó de golpe de diputados cuando había que empezar la sesión.

Parlamentarios radicales, libertarios y dialoguistas pegaron el faltazo. Las ausencias, y la percibida traición libertaria, hicieron estallar de furia al presidente del PRO que, sin rodeos, dejó flotando en el aire una polémica pregunta:

¿De verdad nos interesa que los corruptos condenados no puedan seguir ejerciendo cargos públicos o queremos simular y usar esa debilidad como un instrumento de presión en otras negociaciones?

¿Acaso el killer sugirió que algunos sectores de la política tienen la capacidad de influir en decisiones judiciales para condicionar a sus aliados o adversarios? ¿Habrá querido decir el ángel exterminador que los libertarios son capaces de utilizar causas judiciales como mecanismos de presión en negociaciones políticas?

Qué decirle, amigo lector, sólo Mauricio y el Javo conocen la respuesta. Aunque, eso sí, debe concederme que es por demás interesante la pregunta puesta sobre la mesa. Como se puso sobre la mesa la firma de Lucía Corpacci al dictamen favorable para que Ariel Lijo sea juez de la Corte Suprema. La catamarqueña es una de las pocas mujeres a las que puede llamarse un "paladar negro" de Cristina. Por eso "la rosca" leyó en su firma la consumación de un pacto entre libertarios y kirchneristas.

Recuerde, amigo lector, que los jueces de la Corte Suprema sólo pueden ser nombrados por acuerdo de dos tercios del Senado. Un tercio lo tienen libertarios y aliados. Otro lo tienen los peronistas "federales". El restante es de Cristina. Por eso, hay quienes dicen que sólo hace falta saber sumar. Con una sonrisa en los labios.

Son, esos mismos, los que suman los años que el gobierno lleva sin presupuesto y ven como, terminado el período ordinario de sesiones en el Congreso, poco a poco se diluyen las esperanzas de aprobar la "ley de leyes" en la que debería plasmarse el programa de gobierno libertario para 2025.

Por supuesto, al Javo y al "Toto" les conviene. Sin presupuesto vigente hay que seguir usando el último aprobado y ajustarlo al presente. Y, quién lo diría, es en el ajuste en donde está la trampa. Casualidades en el uso del lenguaje.

Es que, amigo lector, si el estado recauda más dinero del que estimó en el presupuesto, entonces puede reasignarlo a dónde estime conveniente sin tener que darle explicaciones a nadie.

Sabiendo eso, le propongo un ejemplo. Suponga que en septiembre de 2022 (que es cuando se presentó el presupuesto) Massa dijo que iba a recaudar 100 pesos el año siguiente. Con la inflación, eso hoy representa un poquitito más de 802 pesos (si no me cree, haga el ejercicio usted mismo aquí). Bueno, vea por donde, el Javo sólo tiene la obligación legal de usar 100 pesos en lo que pusieron por escrito en 2022. Los otros 702 los puede usar cómo (y dónde) quiera.

Ojo, esto no es ninguna novedad. Es un recurso que utilizaron (en diferente medida, claro está) Massa, Alberto, Macri, Cristina, Néstor y todos los que estuvieron antes que ellos. Es parte de las herramientas de la casta. Y, cómo sostienen desde el gobierno libertario: si ellos lo hicieron ¿Por qué nosotros no?.

Entre los gobernadores, que son los más interesados en el giro de recursos nacionales a las provincias, hay diferentes posturas.

Aquellos que no están claramente alineados con "la rosada", léase Kicillof, Quintela o Zilioto, son los más interesados en que se trate el presupuesto para poner por escrito el destino de los recursos con los que contará el Javo el año que viene. Así, sostienen, por lo menos garantizarían un reparto equitativo de las transferencias nacionales a las provincias. Pero hay otro elemento, nacido de la experiencia.

Este sector cree probable que el gobierno envíe, a estas provincias, menos fondos de los previstos en la ley. Por eso, que esté por escrito, los habilitaría a iniciar la judicialización del reparto de fondos y, eventualmente, a lograr que los jueces de la Corte Suprema obliguen al ejecutivo a, mínimamente, cumplir con lo pautado. Ganar aún perdiendo.

Otro de los sectores, el de los gobernadores que en algún momento fueron parte de Cambiemos, léase: Torres, Macri o Pullaro, en principio estarían más cerca del planteo y las desconfianzas del sector "no alineado". Desconfían de un gobierno interesado en desembarcar electoralmente en sus distritos y de las condiciones que ello implicaría. Pero, por si fuera poco, además tienen frente a sí la tentadora oferta que ofrecen las "fuerzas del cielo" a cambio de arriar sus banderas republicanas y garantizar discrecionalidad al gobierno.

Es que el triángulo de hierro pone, como ejemplo, el trato que recibió el tercer sector de gobernadores. Ese grupo de mandatarios que sostuvieron su apoyo al oficialismo y que, a cambio, recibió generosos fondos no reintegrables salidos directamente desde el tesoro nacional.

Fondos completamente discrecionales. Discrecionalidad propiciada por un presupuesto atrasado que debió ser ajustado. Ajuste que beneficia a todos, dicen.

¿Fin?

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