Las intenciones ocultas de Maduro: ¿Por qué detiene a ciudadanos extranjeros?

Se estima que alrededor de 20 personas de distintas nacionales han sido detenidas.

Nicolas Maduro se prepara para asumir el poder el 10 de enero. Próximo a su asunción se registraron varias detenciones. Se estima que alrededor de 20 personas han sido capturadas por el régimen venezolano, y su liberación estaría vinculada a la posibilidad de que Maduro logre huir del país sin enfrentar consecuencias legales o políticas.

El caso más reciente de secuestro involucra a un argentino, Agustín Nahuel Gallo, un gendarme quien viajaba desde Colombia para reunirse con su pareja en Venezuela. 

A pesar de que Gallo no tenía ninguna relación con actividades de inteligencia ni con el gobierno de Javier Milei, el régimen de Maduro lo acusó injustamente de ser parte de operaciones de espionaje, lo que resultó en su arresto. La diplomacia argentina, encabezada por el canciller Gerardo Werthein, ha intentado sin éxito gestionar su liberación, encontrándose con la apatía de otros gobiernos de la región, como Brasil, Colombia y México.

Un precedente preocupante: el intercambio de prisioneros por favores políticos

Este no es el primer caso en el que el gobierno venezolano usa secuestros para lograr sus objetivos políticos. En el pasado, Maduro canjeó a su aliado Alex Saab por diez ciudadanos estadounidenses, lo que marca un precedente preocupante. Este tipo de intercambios entre prisioneros y favores políticos se está convirtiendo en una estrategia que el régimen de Caracas podría aplicar nuevamente si la situación política se complica aún más en los próximos meses.

Los informes secretos del gobierno argentino detallan que, además de los secuestrados de Argentina, hay ciudadanos de países como Ecuador, Perú, Uruguay y España que también han sido detenidos bajo acusaciones sin fundamento. Entre ellos se encuentran turistas y trabajadores que simplemente se encontraban en Venezuela por motivos personales.

La situación es alarmante y refleja la creciente tensión en la región, donde la manipulación de los derechos humanos se utiliza como herramienta para fortalecer el poder de un régimen cada vez más aislado en el ámbito internacional.

Maduro, al parecer, sigue apostando por la división política en América Latina y las dificultades internas en Estados Unidos para negociar desde una posición de fuerza. Los secuestrados podrían convertirse en una palanca decisiva para su salida del poder, lo que hace aún más incierta la situación en Venezuela para los próximos meses.

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