El fiscal José Emiliano Arias accedió a documentación que revela que Betail, una empresa de la que Kueider posee el 50 %, adquirió tres departamentos en una torre exclusiva de Paraná. Según los boletos de compraventa, estas propiedades fueron compradas en 2021 por montos significativamente inferiores a su valor actual. Por ejemplo, una de las unidades, adquirida por $10 millones (unos 60 mil dólares en ese momento), hoy estaría valuada en 320 mil dólares.

A pesar de figurar como titular de estas propiedades, Kueider no las incluyó en sus declaraciones juradas de 2022 y 2023. Las expensas, inicialmente emitidas a nombre de Betail, luego se asignaron a su exsecretaria privada, Iara Gilsen Costa, quien también está detenida en Paraguay junto al exsenador.

Empresas "fantasma" y un socio inubicable

Betail, fundada en 2018, aparece como una empresa dedicada al comercio de ganado, aunque las investigaciones sugieren que no tiene actividad real. El otro socio, Rodolfo Daniel González, es un enigma: la Justicia no ha podido localizarlo a pesar de múltiples allanamientos. Además, González está vinculado a otras empresas sospechosas, como Iceler S.A. y Península Sudamérica S.A., las cuales también están bajo investigación.

La Justicia también señala irregularidades en Edekom, otra empresa de Kueider, registrada como consultora en tecnología pero sin operaciones reales. Compartida con su hijo, Iván Haidar Kueider, esta firma es objeto de allanamientos que no han arrojado resultados concretos.

Más dudas que respuestas en torno al patrimonio de Kueider

El estilo de vida y las finanzas del exsenador no cuadran con su última declaración jurada, donde afirmó tener apenas 8.500 dólares en efectivo. La Justicia investiga si su entramado empresarial es una fachada para ocultar bienes no declarados. Además, el rol del contador José Carlos Nogueras, quien habría avalado balances de Betail, es clave en este caso.