Un violento robo ocurrió en la vivienda de Cristina, una jubilada de 77 años conocida como la "abuela la la la" por su entusiasmo al alentar a la Selección argentina durante el Mundial de Qatar. El hecho, que tuvo lugar en el barrio de Liniers, causó gran indignación en la comunidad.

El Asalto

En diálogo con Telenoche, Cristina relató los angustiosos momentos que vivió cuando un delincuente le hizo el "cuento del tío". "Hoy me pasó algo muy triste, me hicieron lo que se dice 'el cuento del tío'. Apareció un tipo cuando iba a comprar en la calle y me agarró para decirme que tenía un paquete de dólares para mi sobrino", contó.

El hombre, que se presentó como médico, le pidió entrar a su casa para dejar los billetes en un lugar seguro. Cristina, confiada, lo invitó a pasar, momento en el que un segundo delincuente ingresó a la vivienda. "Me llevaron al comedor, me pegaban y me asaltaban. Me pedían dólares", añadió la mujer, visiblemente afectada.

La Violencia del Robo

Los ladrones no solo se conformaron con robarle dinero. "Me golpearon las costillas, la cabeza, la cara, me asfixiaron y por poco me matan. Hoy supe lo que es el mal", lamentó Cristina al borde del llanto. La mujer les entregó lo único que tenía ahorrado, además de joyas y un reloj de gran valor sentimental, regalo de su padre al cumplir 15 años.

El ataque fue tan brutal que un móvil del SAME tuvo que acudir a la escena para asistirla. "Ahora, me siento toda adolorida. Estoy destruida", afirmó. "Pensé que no quería que mis hermanas y mis sobrinas abran la puerta y me encuentren muerta en el patio", concluyó entre lágrimas.

Quién es Cristina, la "Abuela La La La"

Cristina es una jubilada de 77 años que vive en Liniers. Su fama comenzó cuando se convirtió en la musa inspiradora de la canción mundialista "Abuela la la la la", basada en el tema "Go West" de los Pet Shop Boys. Después del partido contra Polonia en el Mundial de Qatar, Cristina se unió a un grupo de jóvenes para celebrar la victoria de Argentina, lo que la convirtió en una cábala para el barrio porteño.

A medida que la Selección avanzaba en el torneo, Cristina continuaba festejando en la misma esquina, flameando su bandera blanca y celeste, con barbijo y un vestido strapless, ganándose el cariño y la admiración de todos.