La tragedia aérea en el aeropuerto de San Fernando no solo dejó como saldo la muerte del piloto y copiloto del avión Challenger 300, sino también escenas de pánico entre los vecinos. La dueña de la casa en la que se incrustó la aeronave relató cómo vivió esos angustiosos momentos mientras intentaba salvar a su familia.

Un accidente que sacudió la tranquilidad del hogar

La mujer, quien prefirió no revelar su identidad, contó que se encontraba bañándose cuando sintió la explosión. "Escuché a mi vecina gritar ‘el avión se cayó', y lo primero que pensé fue en mi nieto que estaba durmiendo en la tercera pieza", expresó todavía conmocionada.

Rescate entre el caos

"Lo único que atiné a decir fue ‘bajen al bebé'", recordó. Acto seguido, su hija y ella salieron corriendo con el niño en brazos. Pero el peligro no terminaba ahí: "Volví a meterme para sacar al perro", relató sobre esos segundos de terror, mientras el incendio provocado por la colisión comenzaba a consumir parte de la vivienda.

Un impacto que dejó secuelas

El accidente no solo causó daños materiales significativos, sino que también generó un profundo impacto emocional en los habitantes de la casa. La rápida acción de la familia y de los vecinos evitó que el saldo fuera aún más trágico.

Contexto del accidente

El avión, que pertenece a la familia Brito pero había sido alquilado como vuelo charter, se despistó tras aterrizar y terminó incrustado en la vivienda. La tragedia ocurrió al mediodía, cuando la aeronave llegaba desde Punta del Este.

La investigación del siniestro está a cargo de la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, mientras los Bomberos de San Fernando desplegaron un operativo para contener las llamas y evacuar la zona.