Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, las amenazas de deportaciones masivas han puesto en alerta a miles de migrantes, especialmente a aquellos provenientes de América Latina. El presidente estadounidense ha asegurado que pretende expulsar a unos 11 millones de migrantes, con la mayoría provenientes de países latinoamericanos. Las primeras deportaciones ya han comenzado, siendo el paso fronterizo de El Chaparral, entre San Diego y Tijuana, testigo de las primeras expulsiones.

Sin embargo, estas no son el resultado de la nueva política de Trump, sino de una repatriación masiva de personas detenidas desde hace más de un mes. Ante esta situación, las autoridades mexicanas, como el Consejo Estatal de Población de Chihuahua, ya se encuentran preparando un campamento temporal en Ciudad Juárez para recibir a 2.500 deportados.

El plan de Claudia Sheinbaum ante la crisis migratoria

Claudia Sheinbaum, presidenta de México, enfrenta su primera gran prueba al frente del gobierno. Con más de un tercio de los migrantes que podrían ser deportados siendo mexicanos, la situación se vuelve aún más crítica considerando las remesas que envían los migrantes, las cuales representan cerca del 4% del PIB de México.

Además de la preocupación por los connacionales, el desafío es mucho mayor al considerar a migrantes de otros países como Centroamérica, Haití, Cuba y Venezuela. Según el analistas políticos la principal complicación radica en los recursos limitados para hacer frente a una crisis de tal magnitud.

A pesar de los tensos intercambios entre los gobiernos de Trump y Sheinbaum, ambos países han iniciado negociaciones para preparar un terreno común frente a la crisis migratoria. Durante una conversación telefónica, el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, y el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, trataron el tema de la migración, mientras que Trump también ha amenazado con aplicar aranceles a productos mexicanos si las deportaciones no se manejan de manera efectiva.

Estrategias y recursos para hacer frente a las deportaciones

Claudia Sheinbaum ya ha dejado en claro que su gobierno está preparado para enfrentar la situación. En su plan, destacan varias medidas que incluyen fortalecer la red consular mexicana, creando nuevas aplicaciones móviles como la ConsulApp, que ofrecerá a los migrantes información sobre sus derechos y les permitirá alertar sobre posibles deportaciones inminentes.

Además, se han instalado varios campamentos y albergues temporales en estados fronterizos como Baja California, Sonora y Chihuahua, con la participación de la Iglesia Católica y fuerzas militares mexicanas. Estos refugios están destinados a acoger a miles de deportados en condiciones mínimas hasta que puedan ser reubicados.

El gobierno mexicano también brindará asistencia económica a los deportados a través de una tarjeta de bienestar, que cubrirá parte de los costos de traslado a sus comunidades de origen. Asimismo, se ofrecerán subsidios y programas de apoyo social para aquellos que necesitan reintegrarse a la sociedad mexicana.

Un aspecto crucial del plan es el manejo de los migrantes de otros países que se encuentran varados en México, como los de Centroamérica y el Caribe. México ha firmado acuerdos con varios países como Guatemala, Honduras y Cuba para facilitar las repatriaciones y brindar asistencia.

Sin embargo, la situación de estos migrantes sigue siendo incierta, especialmente aquellos que llegaron a México con la esperanza de ingresar a Estados Unidos. Con nuevas caravanas migrantes en marcha y sin opciones claras para regularizar su situación, la crisis humanitaria en la frontera mexicana parece estar lejos de resolverse.