El papa Francisco emocionó con una visita inesperada en la basílica de San Pedro
El pontífice sorprendió a los fieles al recorrer la basílica en silla de ruedas, sin el atuendo papal y conmoviendo a todos.
Este jueves por la tarde, el papa Francisco volvió a sorprender con uno de esos gestos que rompen el protocolo y tocan el corazón. Aún recuperándose de una infección respiratoria, apareció sin previo aviso en la basílica de San Pedro, vestido de forma informal y acompañado por su asistente sanitario. Lo más llamativo fue su atuendo: camiseta blanca, pantalones oscuros y un poncho, muy lejos del clásico hábito papal.
Llegó en silla de ruedas y con cánulas nasales, en un momento completamente fuera de agenda, justo mientras se realizaban los últimos retoques en la restauración del área de la Cátedra. Los fieles que estaban allí no pudieron evitar la emoción: algunos lloraron, otros intentaron sacar fotos, pero todos coincidieron en lo mismo: fue un momento inolvidable.
Reencuentros, bendiciones y una oración íntima
El pontífice no solo recorrió la basílica, sino que también se tomó el tiempo para hablar con los restauradores que trabajan en la zona, elogiar su labor y saludar a grupos de peregrinos. Incluso bendijo a varios niños en medio de un ambiente profundamente emotivo.
Al final del recorrido, Francisco se detuvo a rezar frente a la tumba de Pío X, uno de los papas con los que más afinidad ha expresado sentir. El gesto fue breve, de menos de diez minutos, pero cargado de significado, especialmente considerando que sigue convaleciente en la residencia de Santa Marta.
Una recuperación lenta, pero con señales de esperanza
Tras pasar 38 días internado por una grave infección respiratoria, Francisco había sido dado de alta el 23 de marzo. Desde entonces, su agenda oficial se mantiene limitada, aunque ya protagonizó varias apariciones espontáneas. El domingo pasado, por ejemplo, se hizo presente al final de la misa del Jubileo de los enfermos para bendecir a los asistentes.
Y no fue la única sorpresa reciente: este miércoles recibió en su residencia a los reyes Carlos III y Camila, quienes se encontraban de visita en Italia, pese a que la audiencia oficial se había cancelado previamente.
Su cercanía, sencillez y gestos fuera del protocolo siguen marcando el pontificado de Francisco, quien, a sus 88 años, continúa siendo un símbolo de empatía, humildad y conexión con el pueblo.