Este jueves, el Tribunal Penal de Aviñón culminó el juicio del caso Mazan, sentenciando a Dominique Pelicot a 20 años de prisión, la pena máxima por violación agravada. La sentencia pone fin a un proceso histórico que juzgó los horrores sufridos por Gisèle Pelicot, una mujer septuagenaria sometida a años de abusos por su exmarido y decenas de hombres.

Penas para los acusados

De los 50 hombres acusados de violación, 26 fueron condenados a penas de entre 3 y 15 años de prisión, mientras que seis quedaron libres al cumplir sus condenas en prisión preventiva. Entre los liberados está Joseph C., quien solo enfrentaba cargos de agresión sexual agravada, y Hugues M., condenado a 5 años de prisión, dos de ellos suspendidos.

El tribunal dictó sentencias más bajas de lo solicitado por la fiscalía, provocando indignación pública. "Vergüenza a la justicia, justicia cómplice", corearon manifestantes frente al tribunal.

Detalles impactantes del caso

El caso salió a la luz cuando Dominique Pelicot fue detenido en 2020 por grabar imágenes indebidas en un supermercado. Al revisar sus dispositivos, la policía encontró videos que documentaban los abusos sistemáticos contra Gisèle Pelicot, identificando a 49 hombres involucrados.

Pese a la abrumadora evidencia, solo 14 de los acusados reconocieron los hechos, mientras que el resto ofreció excusas, desde desconocer la situación hasta alegar manipulación por parte de Pelicot.

Gisèle Pelicot, quien optó por no realizar el juicio a puerta cerrada, se convirtió en símbolo de resistencia y justicia. "Que la vergüenza cambie de bando", declaró al rechazar el anonimato.

El caso movilizó al movimiento feminista en Francia, con protestas y demandas por reformas legales que redefinan el consentimiento en el Código Penal. "Habrá un antes y un después", afirmó la fiscal Laure Chabaud, dejando claro que este juicio marcará un precedente en la lucha contra la violencia sexual.

La defensa y la acusación tienen 10 días para apelar la sentencia. Mientras tanto, Gisèle Pelicot y los colectivos feministas continúan su lucha, exigiendo que la justicia sea realmente reparadora y preventiva.