El 6 de julio de 2012, la desaparición de Skylar Neese, una adolescente de Morgantown, Virginia Occidental, marcó el inicio de un misterio que revelaría la traición más desgarradora. Aunque inicialmente se pensó que había escapado de casa, la angustia de sus padres, Mary y Dave Neese, creció al darse cuenta de que su hija no había llevado consigo pertenencias esenciales. Las mejores amigas de Skylar, Shelia Eddy y Rachel Shoaf, afirmaron haber estado con ella la noche de su desaparición, pero su historia encubría un plan macabro que terminaría en un brutal asesinato.

La Amistad que se Torció

Skylar, quien había mantenido una estrecha relación con Shelia desde la infancia, comenzó a sentirse excluida con la llegada de Rachel a su círculo. Las tensiones crecieron, y mientras Skylar expresaba su frustración en las redes sociales, sus amigas tramaban un oscuro secreto: su asesinato. A pesar de la aparente amistad, la dinámica se había vuelto tóxica, y las jóvenes decidieron que la única forma de ocultar sus secretos era eliminar a Skylar.

El Crimen Brutal

La noche del 6 de julio, Skylar salió de casa pensando que pasaría un tiempo agradable con sus amigas. Sin embargo, fueron llevadas a un bosque en Pensilvania, donde las dos adolescentes la apuñalaron brutalmente en un ataque inesperado. A pesar de sus intentos de defensa, Skylar fue víctima de 50 puñaladas que le costaron la vida. Tras el crimen, Shelia y Rachel intentaron ocultar su acto dejando el cuerpo bajo un árbol cubierto de hojas y tierra.

La Revelación y la Justicia

La desaparición de Skylar generó un intenso esfuerzo de búsqueda, y las sospechas pronto recayeron sobre sus amigas debido a su comportamiento sospechoso durante los interrogatorios. Finalmente, en enero de 2013, Rachel, abrumada por la culpa, confesó el crimen y llevó a las autoridades al lugar donde había sido enterrado el cuerpo de Skylar.

La investigación reveló que el asesinato se había planificado para encubrir un secreto sexual relacionado con las tres adolescentes. En su diario, Skylar había escrito sobre sus experiencias, lo que llevó a la conclusión de que su muerte fue el resultado de un intento desesperado por preservar su reputación.

En 2014, Shelia Eddy fue condenada a cadena perpetua, mientras que Rachel Shoaf recibió una sentencia de 30 años con posibilidad de libertad condicional. Ambas cumplen su condena en el Centro Correccional Lakin en Virginia Occidental.