Christopher Miller, de 43 años, confesó ante la policía que disparó cuatro veces contra su padre con una escopeta y luego lo remató golpeándolo con la punta del arma en la cabeza. El crimen ocurrió el miércoles por la mañana, poco después de que Miller regresara a casa tras recibir el alta de un hospital por un accidente automovilístico.

El detective jubilado Jack Miller, preocupado por la desaparición de su hijo, había denunciado su ausencia el día anterior. Tras el asesinato, Christopher se ocultó en un cobertizo vecino, lo que llevó a un residente a llamar al 911.

Detención y posible condena

Cuando la policía llegó al domicilio, encontró el cuerpo del expolicía en la cocina, rodeado de un charco de sangre. Miller fue arrestado y acusado de asesinato. Alegó demencia y, tras hablar con su abogado, se declaró inocente. De ser hallado culpable, enfrenta una pena de entre 25 años de prisión y cadena perpetua.

Su abogado, Dan Russo, sostuvo que su cliente atraviesa un "momento traumático" y sugirió que podría tratarse de un problema psiquiátrico o de salud.

Quién era Jack Miller

La víctima, Jack Miller, sirvió durante 24 años en el Departamento de Policía del Condado de Suffolk y se retiró en 1995. Además, fue jefe de la Compañía de Bomberos Voluntarios de Wyandanch y un referente en la comunidad.

"El exjefe Miller fue un detective condecorado y un voluntario entusiasta, con una dedicación al servicio que pocos podrían replicar", expresó el Departamento de Bomberos de West Babylon en Facebook.

Un exbombero que lo conocía, Tom Arcese, fue visto llorando afuera de la casa de la víctima. "Nos unió a todos y realmente impulsó el trabajo en el cuartel de bomberos. Significó mucho para esta comunidad", dijo conmovido.