Israel lanzó en la madrugada del martes la mayor ofensiva sobre Gaza desde el inicio de la tregua hace dos meses, con ataques aéreos en múltiples puntos del enclave. Según fuentes hospitalarias, el bombardeo dejó más de 400 muertos y 600 heridos, incluyendo mujeres y niños.

El motivo de la ofensiva israelí

El primer ministro Benjamín Netanyahu ordenó la reanudación de los ataques tras acusar a Hamas de rechazar la liberación de los rehenes que aún mantiene cautivos. La oficina del mandatario justificó la decisión alegando que la organización islamista se negó a extender la primera fase del acuerdo de tregua, lo que, según Israel, imposibilitó la paz y llevó a la reanudación del conflicto.

Estados Unidos, que fue informado previamente del ataque, respaldó la decisión. "Hamas podría haber extendido el alto el fuego liberando a los rehenes, pero eligió la guerra", afirmó Brian Hughes, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional.

Bombardeos en zonas humanitarias y escolares

Los ataques se extendieron por distintos puntos de Gaza, impactando en campos de refugiados y zonas designadas como seguras por la ONU. Ciudades como Jan Yunis, Nuseirat y Jabalia fueron alcanzadas por los bombardeos, generando una crisis humanitaria aún más profunda.

Los equipos de rescate informaron que la magnitud del ataque dificultó las tareas de auxilio, ya que varios puntos fueron atacados simultáneamente, provocando derrumbes y bloqueos en las principales vías de acceso.

Hamas acusa a Netanyahu de boicotear la tregua

Tras la ofensiva, Hamas acusó a Israel de romper unilateralmente el alto el fuego y de poner en peligro la vida de los rehenes. "Netanyahu y su gobierno han decidido anular el acuerdo de cese al fuego, exponiendo a los prisioneros en Gaza a un destino incierto", declaró el grupo islamista en un comunicado.

Por su parte, el exministro de seguridad israelí Itamar Ben Gvir celebró la decisión de Netanyahu y la calificó como "el único camino moral para destruir a Hamas y recuperar a los secuestrados".

Protestas en Israel y presiones para negociar

Mientras tanto, en Israel crecen las protestas de familiares de los rehenes, quienes exigen al gobierno avanzar en un nuevo acuerdo de liberación. En Tel Aviv, manifestantes acampan desde hace más de una semana frente al Ministerio de Defensa exigiendo que se priorice la negociación antes de nuevas acciones militares.

Además, la destitución del director del Shin Bet, el servicio de inteligencia interior de Israel, generó polémica en la oposición y podría retrasar decisiones clave en la estrategia de seguridad del gobierno.

Con la escalada del conflicto, la comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos en Gaza, mientras los esfuerzos diplomáticos intentan evitar una nueva fase de violencia sin precedentes.