A tan solo dos semanas de asumir la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump comenzó a dar forma a una política exterior agresiva y expansionista, que pone sobre la mesa la posibilidad de anexar Groenlandia, Canadá y el Canal de Panamá a Estados Unidos. En una rueda de prensa, el presidente electo fue claro al no descartar el uso de la fuerza militar o económica para conseguirlo, alegando la necesidad de estos territorios para la seguridad nacional y la seguridad económica de su país.

Al ser consultado sobre si descartaría el uso de la fuerza para tomar el control de Groenlandia o el Canal de Panamá, Trump afirmó: "No puedo asegurártelo, pero los necesitamos para la seguridad económica. Podría ser que tengamos que hacer algo". Esta declaración marca un distanciamiento respecto a décadas de política exterior de Estados Unidos, que priorizó la autodeterminación por encima de la expansión territorial.

En cuanto a Groenlandia, Trump sugirió que, si Dinamarca no aceptaba la oferta de compra de este territorio autónomo, impondría aranceles al país europeo. Esta postura fue rechazada por la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, quien subrayó que la isla no está a la venta. Los comentarios de Trump se producen mientras su hijo, Donald Trump Jr., se encuentra en una visita privada en Groenlandia, sin reuniones oficiales, pero con un mensaje que parece alentar el interés político por la isla.

Trump también reiteró su deseo de incorporar Canadá a Estados Unidos, aunque esta vez sin recurrir a la fuerza militar. "Usaremos la fuerza económica", dijo, al sugerir imponer aranceles a Canadá como parte de su estrategia. Además, Trump destacó la importancia de eliminar la frontera entre ambos países, que calificó de "artificialmente trazada", para mejorar la seguridad nacional.

Por otro lado, Trump no dejó pasar la oportunidad de comentar sobre el Canal de Panamá, criticando el acuerdo de 1977 que cedió el control del canal a Panamá en 1999. En este sentido, reiteró su intención de recuperar el canal si Panamá no ajusta los precios de los peajes que los barcos estadounidenses deben pagar para transitar por la vía interoceánica.

Reacciones internacionales y análisis de expertos: El enfoque de Trump hacia estos territorios ha sido calificado por algunos expertos como una forma de imperialismo. El diplomático retirado Daniel Fried comparó sus comentarios con los de un "imperialista del siglo XIX" y advirtió que estas acciones podrían poner en riesgo las relaciones internacionales de Estados Unidos, incluyendo su relación con la OTAN.

Dentro de Estados Unidos, las reacciones no se hicieron esperar. El comentario de Trump sobre Canadá provocó la furia de Melanie Joly, ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, quien tildó las declaraciones de Trump de una "falta de comprensión" sobre la fortaleza de su nación.

Además de sus propuestas territoriales, Trump también mencionó su intención de rebautizar el Golfo de México, llamándolo "Golfo de Estados Unidos" o "Golfo de América", y criticó a México por lo que considera una política migratoria fallida. Este comentario se suma a sus posiciones previas sobre la relación de Estados Unidos con sus vecinos del sur.