El Gobierno descarta pedir crédito al Tesoro de EEUU, pero lo considera si escasean los dólares
Desde Casa Rosada admiten que el préstamo está disponible, aunque solo recurrirían a él ante un "shock externo". Las negociaciones con EE.UU. avanzan en silencio y bajo estricta confidencialidad.
El Gobierno Nacional no tiene previsto, por ahora, pedirle al Tesoro de Estados Unidos un crédito a través del Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF). Así lo aseguran desde Balcarce 50, donde insisten en que el desembolso está disponible "con un llamado", pero solo se activaría en caso de que se reduzca el ingreso de dólares por la soja o si se complica la economía de Brasil, principal socio comercial del país.
"No podemos hablar del tema", dicen en la Rosada. La confidencialidad, remarcan, es parte del acuerdo con Washington. Esta misma lógica se aplicó en la negociación con el FMI y también en la cumbre entre Javier Milei y Donald Trump durante la CPAC de febrero.
¿Y China? El swap no se toca, al menos por ahora
Una de las versiones que circuló en los pasillos oficiales sugería que el crédito estadounidense podía usarse para cancelar parte del swap con China por US$5000 millones. Sin embargo, el Ejecutivo lo niega. Asegura que ese acuerdo con Beijing fue renovado y no está en discusión, a menos que EEUU proponga un canje directo de divisas con la Reserva Federal.
Mientras tanto, el vínculo con el Tesoro norteamericano se mantiene activo. El secretario Scott Bessent ya pasó por el Ministerio de Economía y luego se reunió con el Presidente. El mensaje que dejó fue claro: el apoyo existe, pero solo se hará efectivo si la situación lo amerita.
Más allá del crédito: Milei busca afianzar la alianza
En paralelo, la administración Milei apuesta a una relación más profunda con EEUU. En el corto plazo, quiere cerrar un acuerdo para la baja de aranceles en el marco del TIFA (Acuerdo sobre Comercio e Inversiones). Las conversaciones están avanzadas, aunque aún no se cumplieron todas las condiciones.
Además, el Presidente planea viajar a Washington en mayo. Su objetivo: fortalecer una liga internacional de gobiernos conservadores con aliados como Israel, Italia, Hungría, El Salvador y Ecuador.