La relación de Milei y Villaruel continúa tensa: el presidente no le habría respondido ni los mensajes

La relación entre el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel está atrapada en un mar de tensiones y fricciones que han crecido desde la campaña electoral y se intensificaron en los últimos meses. Los recientes desacuerdos y la falta de comunicación directa entre ambos líderes pusieron de relieve la creciente dificultad para recomponer su vínculo. 

Ayer, fuentes cercanas a la Casa Rosada indicaron que Villarruel habría enviado un mensaje de WhatsApp a Milei sin recibir respuesta hasta bien entrada la tarde. La ausencia de comunicación directa se suma a una serie de desencuentros que han caracterizado la relación entre la vicepresidenta y el Ejecutivo. La tensión se exacerbó con un posteo en X (anteriormente Twitter) de Villarruel, en el que criticó al "periodismo pautero y mala leche" por buscar titulares divisivos. El mensaje fue interpretado como un intento de distensión en medio de las crecientes versiones sobre la fricción entre la Casa Rosada y el Senado.

El malestar entre Milei y Villarruel no es nuevo, sino que se arrastra desde la campaña electoral, cuando surgieron disputas sobre la división de ministerios y la asignación de responsabilidades. La última gran confrontación se produjo durante una reunión sobre la integración de la comisión bicameral de inteligencia, en la que Villarruel y el asesor presidencial Santiago Caputo no llegaron a un acuerdo. La falta de consenso en este tema resultó en una derrota legislativa y en la designación de Martín Lousteau en lugar de Enrique Martín Goerling Lara, candidato preferido por Villarruel y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

La situación se agravó con la reciente controversia sobre el homenaje de Villarruel a las víctimas del terrorismo, donde la vicepresidenta reiteró su postura sobre la guerrilla y la última dictadura militar. Este acto, además de generar malestar, chocó con la agenda del Ejecutivo, que ha estado tratando de evitar temas sensibles y divisivos, particularmente en medio de la polémica por la visita de diputados libertarios a genocidas en el penal de Ezeiza.

Dentro de la Casa Rosada, los colaboradores de Milei sugieren que la fractura se debe en parte a la influencia de Karina Milei y Santiago Caputo, quienes forman parte del "triángulo de hierro" del gobierno. Según estos informes, el entorno presidencial ha estado fogoneando las tensiones, lo que ha complicado aún más la posibilidad de una reconciliación. La relación entre Milei y Villarruel, ya deteriorada, ha dejado de ser funcional para el avance de la agenda legislativa y la estabilidad política del gobierno.

El martes, Villarruel intentó enviar un mensaje conciliatorio al afirmar que ella y Milei seguirían siendo amigos y superarían cualquier problema existente. Sin embargo, la realidad es que el vínculo entre la vicepresidenta y la Casa Rosada sigue siendo complicado y marcado por la desconfianza. Las dificultades para gestionar el Congreso y los conflictos internos continúan siendo un desafío significativo para la administración de Milei.