El enfrentamiento entre Javier Milei y Victoria Villarruel por la polémica en torno a los sueldos de los senadores mantiene en vilo al Gobierno. Tras las declaraciones cruzadas, desde la Casa Rosada afirman que el conflicto sigue latente y que la comunicación entre el Presidente y la vicepresidenta permanece cortada.

Cruces y críticas en la Casa Rosada 

El fin de semana, Villarruel expresó su malestar por el congelamiento de los sueldos legislativos, lo que desató la reacción de Milei y sus funcionarios. "Fue un comentario de mal gusto", señaló un alto funcionario del Gobierno. Otra fuente del Ejecutivo agregó: "Ella está mal".

La postura del Presidente fue clara: "La casta política vive desconectada de la realidad. (Villarruel) está desconectada de los argentinos. Ella vive en el mundo de la alta política", sostuvo Milei.

En los pasillos de la Casa Rosada aseguran que, aunque les gustaría que Villarruel deje su cargo, no desean una crisis política. "Tiene que durar los cuatro años", reconocen.

La posición de Villarruel también generó malestar entre secretarios y subsecretarios del Poder Ejecutivo. 

"Yo también ganaría más en el sector privado. Me quedo porque quiero. Si a ella no le gusta, que se vaya", afirmó un funcionario.

Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, también cuestionó a Villarruel: "El Presidente dijo claro hacia dónde iba. El que no se adapta, se va".

El origen del conflicto

La disputa se originó luego de que Villarruel dispusiera el congelamiento de las dietas de los senadores hasta el 31 de marzo. Sin esta medida, los sueldos brutos de los legisladores alcanzarían los $9.500.000. 

"Es mi intención que el Senado acompañe al pueblo argentino en el esfuerzo que está haciendo", explicó Villarruel en redes sociales.

Milei, por su parte, insistió en que el salario promedio de la economía ronda los $400.000 y calificó de "desafortunada" la postura de Villarruel. "No entiende la realidad de los argentinos y el esfuerzo que hicieron", declaró en Radio Mitre.

El desencuentro entre el Presidente y la vice abre un nuevo capítulo en la interna del Gobierno, dejando en evidencia las tensiones que atraviesan la gestión del libertario.